Dolores Ibárruri Gómez, llamada la Pasionaria, nació en el seno de una familia de obreros en las minas de Bizkaia (País Vasco), y destacó por ser una dirigente política en la Segunda República española y en la Guerra Civil española (1936-1939). Su lucha política fue también una lucha por los derechos de las mujeres, librando una dura batalla para demostrar que “las mujeres, fuesen de la condición que fuesen, eran seres libres para elegir su destino”.
La huelga general revolucionaria de 1917 impulsó su actividad política, destacando progresivamente como oradora y articulista política. Ya en 1920 participó de la escisión del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que dio lugar al nacimiento del Partido Comunista de España (PCE). Formó parte de su Comité Central en 1930, y en 1931 se trasladó a Madrid para trabajar en la redacción del periódico del Partido, Mundo Obrero. Escogió su seudónimo Pasionaria porque su primer artículo en la prensa obrera fue publicado en Semana Santa.
Su activismo de luchadora incansable y su oratoria feroz la llevaron a la cárcel dos veces, en 1931 y en 1933. En ese mismo año, 1933, fue nombrada presidenta de la recién fundada Unión de Mujeres Antifascistas. Ya con la sublevación de los militares contra el gobierno de la República se acrecentó su carisma popular, al desplegar durante la siguiente Guerra Civil (1936-39) una gran actividad; su prosa apasionada, sensible y coherente la convirtió en símbolo de la resistencia y combatividad de la España republicana. Esto hizo que ascendiera a segundo lugar en influencia dentro del partido.
Tras la derrota militar se exilió en la Unión Soviética hasta la muerte de Franco (1977). Durante el periodo del exilio, fue representante de España en la Internacional Comunista y en 1942 se convirtió en Secretaria General del PCE. Tras su regreso, fue diputada, hasta que, aquejada por problemas de salud, abandonó pronto su escaño y se retiró de la política activa.
La forjadora en español de la frase “No pasarán” muere en Madrid en 1989. En junio de 2005 se le rindió honores siendo elegida “Presidenta de Honor a Perpetuidad” en el XVII Congreso del PCE.