Nacida en una familia humilde en 1888, en Madrid, estudió Derecho y se graduó de la Universidad de Madrid en 1924, donde obtuvo su título mientras estudiaba y trabajaba como secretaria en el periódico La Tribuna. Mientras se convertía en abogada –título que obtuvo en solo dos años–, sus inquietudes políticas la llevaron a aproximarse al Partido Socialista y a fundar la Asociación Femenina Universitaria.
Al proclamarse la Segunda República, en 1931, Clara Campoamor obtuvo un escaño de diputada por Madrid en las listas del Partido Radical y desde esa tribuna logró el derecho a voto para las mujeres, quienes votaron por primera vez en las elecciones de 1933. Asimismo, también luchó con coraje a favor de la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio y el divorcio.
Si bien contaba con su apoyo, Campoamor también tuvo que luchar contra la propia izquierda, quienes creían que no era el momento de defender los objetivos que ella respaldaba. Sin embargo, con su discurso logró convencer a un número de diputados con los que logró asegurar el derecho a voto de las mujeres, hito que incluso se logró antes que la mayoría de los países europeos.
Una de las cosas más destacables es que Clara Campoamor no dejó que ninguna estrategia electoral pasara por delante de su ideología. Como una de las primeras mujeres abogadas en ejercer, dedicó toda su vida a defender los derechos de las mujeres españolas. “Yo solo he puesto la semilla… otras mujeres vendrán”, dijo, mientras también peleaba por renovar el principio femenino de los hombres de su época.
Con la llegada del régimen de Franco, Clara huyó como exiliada. Primero estuvo en Argentina y luego en Suiza, donde permaneció hasta su muerte en 1972. Durante su vida publicó varios escritos como El derecho femenino en España, de 1936, o La situación jurídica de la mujer española, en 1938.