Su historia no sólo es la de una de las pocas mujeres que se dedicaron a las artes cuando estas y la creatividad estaban reservadas para los hombres, sino que también la de una sobreviviente. Artemisia Gentileschi es una de las maestras del Barroco, siguiendo la senda de Caravaggio en el uso de claroscuros, creando pinturas que retratan a mujeres históricas, reinas y mártires, llenas de expresividad. La artista, la primera mujer en pertenecer a la Academia de dibujo de Florencia, fue violada a los 18 años, y debió sufrir un juicio público y humillante, para después igualmente triunfar.

Artemisia, quien nació en Roma en 1593, fue la única hija mujer de Orazio Gentileschi, también pintor; su madre murió cuando ella era pequeña. Los hermanos, todos, iban al taller con su padre, pero era la mujer quien destacaba por su talento, se convirtió en aprendiz y, luego en pintora: su primer cuadro oficial es  Susanna y los ancianos, que hizo a los 17 años.

Al año siguiente ocurrió el crimen: su padre contrató la ayuda de otro pintor, Agostino Tassi, para un trabajo. Tassi violó a Artemisia, y luego siguió abusando de ella, diciendo que se casarían. Cuando esto no pasó, Orazio llevó a juicio a su colega; podía hacerlo ya que Artemisia era virgen al momento de la violación, única condición que hacía del hecho un crimen en esa época. Los testimonios del juicio sobreviven hasta hoy, y en ellos la joven describe el dolor que sintió al ser penetrada, cómo la lastimó y otros detalles. Para asegurarse que decía la verdad, se le ponía una especie de silicio durante el testimonio, así que la víctima nuevamente sufría, esta vez para que le creyeran. Tassi fue condenado y estuvo en prisión por ocho meses; Artemisia fue rápidamente casada por su padre con otro joven pintor llamado Pierantonio Stiattesi.

Con su marido Artemisia se mudó a Florencia, donde a pesar de la horrible historia que dejaba atrás, gracias a su enorme talento alcanzó fama. Tanta, que fue la primera mujer en ser bienvenida en la escuela de diseño de la ciudad, y tuvo de mecenas al duque Cosme II de Médicis. Rodeándose de otros grandes artistas de la época y hombres influyentes, Artemisia brilló, cuando a las mujeres no se les permitía más que ser esposas y madres, ni menos crear artes expresivos. Hoy sobreviven en total 34 de sus obras y muchas de estas tienen temáticas femeninas, incluido Judith decapitando a Holofernes, quizás la más famosa, ya que muestra la venganza de la heroína bíblica, quien mata a un general invasor enamorado de ella.

Artemisia volvió a Roma, y luego pasó trabajando y recibiendo encargos en Venecia y Genova, pintando madonnas, a Cleopatra e incluso varias otras versiones de la venganza de Judith. Pintó hasta sus últimos años, y su legado fue apreciado y valorado sólo desde el siglo XX en adelante; antes muchos la obviaron por ser mujer.

Publicidad