Este año que estamos despidiendo estuvo marcado por un destape de denuncias de abuso o acoso sexual que comenzó en la cima de Hollywood pero que ha ido desencadenando movimientos como #MeToo y un necesario debate en distintas esferas.

Hay una mujer que hace décadas tuvo la valentía de denunciar una situación de acoso por parte de un influyente político, incluso popularizando el concepto, que hasta entonces era escasamente utilizado. Es la historia de Anita Hill, abogada y académica afroamericana que en 1991 testificó públicamente que el nominado a la Corte Suprema, Clarence Thomas, la había acosado sexualmente cuando trabajaba para él en el Departamento de Educación y en la Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC).

Hill estudió derecho en la universidad de Yale y luego le tocó trabajar con Thomas en la EEOC. Cuando se enteró que el entonces presidente George H. W. Bush había propuesta al juez Clarence Thomas como nominado a la Corte Suprema en 1991, Anita decidió romper el silencio y contar su historia, primero de manera privada y cuando la información se filtró, dio su testimonio ante una comisión en una sesión que fue televisada. Su declaración fue cuestionada por parte de la opinión pública; hubo discriminación racial y también juicios como: “¿y por qué no habló antes?”.

Clarence Thomas obtuvo su puesto en la Corte Suprema, pero ese mismo año se produjo un notorio aumento de denuncias de agresiones sexuales, motivadas por la valentía de Hill. Su caso sirvió para destapar otros escándalos de abusos sexuales como el que terminó con la destitución del secretario de la Marina de Estados Unidos en 1992.

En 1999, Ernest Dickerson dirigió Strange Justice, una película basada en la controversia entre Hill y Clarence Thomas. Su caso se muestra en el documental “Anita” (2013) y en 2016 fue interpretada por la actriz Kerry Washington en la película Confirmation.  También figura en la canción “Youth Against Fascism”, de Sonic Youth, en la letra la banda declara I believe Anita Hill.

Hill publicó su autobiografía, Speaking Truth to Power en 1997 y se ha convertido en una activista a cargo de visibilizar y defender los derechos de las personas que se han visto expuestas al abuso. Actualmente es profesora de derecho en la Universidad Brandeis en Boston y últimamente ha dicho: “Este momento nos presenta una oportunidad sin precedentes para lograr un cambio real”.

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