Octubre es el mes de la lucha contra el cáncer de mama. En ese contexto, es importante conocer las señales de alerta, aquellos signos por los que se debe acudir a un centro de atención primaria con un médico y someterse a exámenes como mamografía y ecografía mamaria.

El cáncer de mama es una enfermedad que afecta a las células mamarias de los conductos o lobulillos, con la capacidad de multiplicarse sin control y propagarse por el cuerpo. Puede ser detectado tempranamente mediante la mamografía.

La Seremi de Salud de la región Metropolitana recuerda que el cáncer de mama está incorporado en el régimen de Garantías Explícitas en Salud (GES) desde la sospecha diagnosticada.

Es decir, ante un resultado de mamografía BIRADS 4 o 5 y/o sospecha clínica de cáncer de mama, se inicia la garantía de oportunidad de sospecha para confirmación diagnóstica y etapificación, tratamiento y seguimiento.

Cáncer de mama: 8 señales de alerta

La autoridad sanitaria detalla ocho señales de alerta. Quienes presentan alguno de estos signos, deben acudir con un médico para realizarse los exámenes de rigor. Ante la sospecha, el profesional hará la derivación correspondiente al nivel secundario de salud (Unidad de Patología Mamaria), para confirmar o descartar la enfermedad.

  • Aumento del grosor o inflamación de una parte de la mama.
  • Irritación o hundimiento en la piel de la mama.
  • Enrojecimiento o descamación en la zona del pezón o la mama.
  • Secreción del pezón (no láctea).
  • Cualquier cambio en el tamaño o la forma de la mama.
  • Dolor en cualquier parte de la mama.
  • Nódulo o bulto nuevo en la mama o la axila.
  • Hundimiento del pezón o dolor en esa zona.

Destacar que existen factores de riesgo asociados al cáncer de mama que pueden ser modificables.

Factores modificables:

  • Consumo de alcohol.
  • Sobrepeso.
  • Obesidad.
  • Falta de actividad física.

En contraparte, la lactancia materna tiene un efecto protector.

Factores no modificables:

  • Edad y género.
  • Antecedentes familiares de cáncer de mama.
  • Antecedentes reproductivos asociados a una exposición prolongada a estrógenos endógenos.
  • Menarquia precoz.
  • Menopausia tardía.
  • Mayor edad en el primer parto.
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