Seis años después del último éxito sobre su exploración sobre las penas del corazón y la pérdida, la poderosa voz de Adele está de vuelta esta vez al servicio de la tortura emocional y la catarsis que le supuso su divorcio.
En línea con sus tres discos anteriores, la artista británica en su nuevo y esperado álbum "30", que salió este viernes a la venta, se adentra en el dolor del corazón con su voz potente y rota acompañada del piano que ha convertido en marca de la casa.
La primera canción del álbum, "Easy On Me", está en el número uno de las listas estadounidenses y británicas desde que salió hace cuatro semanas, demostrando la resistencia de Adele, convertida en una máquina de fabricar éxitos.
Tras años de silencio personal y musical, su nuevo trabajo desafía los actuales estándares del pop que fabrica éxitos rápidos con ayuda de internet y una exposición omnipresente en las redes sociales.
Ha bastado que Adele rompiera su silencio este otoño para que la maquinaria publicitaria se pusiera en marcha: portadas en las revistas Vogue y Rolling Stone, junto con una entrevista a la reina de los programas de entretenimiento estadounidense, Oprah Winfrey, acompañada de un concierto televisado visto por más de 10 millones de personas, para que sus fans aguarden con ansiedad su último trabajo.
En el tiempo transcurrido desde que ganó 15 Grammy con su último álbum "25", que incluía el éxito "Hello", se acabó la relación de casi una década, incluidos dos años de matrimonio, con Simon Konecki.
La artista se ha inspirado en el traumático periodo de la ruptura para componer "30", que refleja las implicaciones que ha tenido tanto en su propia vida como en Angelo, el hijo de nueve años que tiene con Konecki.
"Quiero vivir"
Aunque las doce canciones de "30" describen temas recurrentes de Adele, como la melancolía, el despecho y la soledad, no tiene nada que ver con sus trabajos previos.
El nuevo álbum de la megaestrella de 33 años combina sus clásicos acompañados por el piano con nuevas incursiones en el Motown y el reggae, el Afrobeat y la música bailable.
Las pulidas letras cantadas con esa voz profunda y volcánica suponen un profundo cambio en "30".
"Dicen que hay que jugar duro, trabajar duro, encontrar un equilibrio en el sacrificio", canta en "I Drink Wine," una canción que transita por los ritmos desde los 1970 a los coros de fondo de gospel en una especie de meditación sobre la autoaceptación.
En "Love In The Dark" dice que "quiero vivir y no simplemente sobrevivir".
Algunas canciones de "30", dijo a Vogue, fueron una forma de procesar respuestas a grandes preguntas que tenía su hijo sobre la separación de sus padres, cosas que son difíciles de "entender para un niño de nueve años".
"My little love" es una canción dedicada a su hijo, que también incluye trozos de conversación grabadas con Angelo. "Veo tus ojos, abriéndose como un océano/ cuando me miras/ tan llenos de emociones".
La londinense, que ahora vive en Los Ángeles, es un caso poco frecuente en la actual industria de la música, con su amplia gama de fans, que escuchan la radio tradicional y compran CD y al mismo tiempo, otros cientos de millones escuchan su trabajo en stream.
Todo parece indicar que su nuevo álbum ya es un exitazo comercial. Al menos así lo aseguró la revista especializada Rolling Stone, que señaló que la británica "nunca había sonado tan feroz, tan fiel a sus sentimientos" por lo que le otorgó una puntuación perfecta al disco, precisando que "es el mejor disco de Adele hasta la fecha".
En tanto, medios como Billboard, New York Times, Variety y la NPR reaccionaron positivamente ante "30" y destacaron la versatilidad musical que Adele muestra en este trabajo.