En el invierno del año 2013, el biólogo del Criadero de Peces Decorah, Brian Malaise, se encontró con un suceso especial: Una trucha congelada y pegada al estanque de conservación de los animales. Lo encontró mientras realizaba una ronda durante la mañana. Algo inusual, más considerando que estas estructuras están hechas de hormigón.
¿Qué puede provocar que una trucha arcoiris quedé pegada al hormigón?
La verdad es que este estanque no era completamente de ese material. Tenía un "forrado" de aluminio que absorbió el calor del pescado. Como bien se sabe, los metales son grandes conductores de temperaturas y electricidad. Y en este caso, se quedó con la energía del animal, y también con su vida.
Esto se puede observar en la vida cotidiana. Por ejemplo, las ollas poseen un mango de plastico para aislar el extremo calor que posee el acero, gracias al calentamiento que recibe de parte del fuego. Para mala suerte de esta trucha, y como caso contrario, al saltar tuvo contacto con el deflector de aluminio y se congeló debido a que el contacto provocó una transferencia de energía interna para nivelar el equilibrio térmico entre ambos cuerpos.
A pesar de que esto sucedió en invierno, la temperatura con que mantienen a estos peces es de 47°C. Esto provoca la atracción de insectos e invertebrados que frecuentan el lugar para sobrevivir a las bajas temperaturas de las afueras del criadero. Si Malaise hubiera visto esto durante la noche, podría haber salvado a la trucha con un toque de agua caliente. "Ese es el truco", comenta.