AFP

Los expertos en el área de investigación científica están en desacuerdo con la caza de ballenas para fines científicos y especifican que no es necesario matar a cientos de cetáceos anualmente. 

En 2014 el Tribunal Internacional de Justicia condenó a Japón al considerar que sus presuntas expediciones científicas tienen en realidad una finalidad comercial.

Tras el fallo, los balleneros se quedaron en tierra en la temporada 2014-2015 pero un año después, entre diciembre de 2015 y marzo de 2016, cazaron 333 ballenas en el océano Antártico.

El programa científico japonés durará 12 años y tiene previsto realizar 4.000 capturas.

En octubre, la Comisión Ballenera Internacional (CBI), decidió evaluar de manera más estricta las campañas balleneras de Japón aunque este organismo no tiene poder para prohibirlas.

Japón es el único país del mundo que tiene una derogación científica que le permite cazar ballenas. Islandia y Noruega también cazan con fines comerciales pero aprovechando los vacíos legales de la moratoria mundial.

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