Los relajantes musculares son cada vez más utilizados por la población para aminorar los desagradables síntomas de la tensión y el estrés, pero ¿es realmente seguro su consumo? En T13.cl te contamos los verdaderos riesgos que conlleva una mala administración de estos productos.  

Los relajantes musculares son un grupo de fármacos cuya administración provoca la relajación de los músculos. Generalmente, son utilizados en contracturas musculo esqueléticas de diverso origen, lesiones post-quirúrgicas o post-traumáticas, desgarros, distensión muscular, tortícolis, esguinces, luxaciones, fibromialgias y cefaleas de origen tensional. La mayoría de estos fármacos están disponibles en comprimidos, cápsulas o en soluciones inyectables.

Valeria Jorquera, académica de la Escuela de Química y Farmacia de la Universidad Andrés Bello explica que "existen dos grandes grupos terapéuticos de relajantes musculares, aquellos empleados por anestesiólogos durante procedimientos quirúrgicos y en las unidades de cuidados intensivos; y los que son de venta al público y funcionan a nivel del sistema nervioso central para disminuir el tono muscular y, con ello, reducir la sensación de dolor".

Sin embargo, estos fármacos presentan múltiples efectos adversos, pueden generar somnolencia, debilidad, confusión, alucinaciones, mareo, cefalea, frecuencia cardiaca irregular, malestar estomacal, vómitos, sarpullido, dificultad para respirar o tragar, fiebre, ardor en los ojos, desmayos, boca seca, inflamación de cara o lengua, por tal razón deben ser indicados por un médico.

Los relajantes musculares presentan mayor riesgo en cierta parte de la población, por ello, deben evitarse en pacientes de tercera edad, con arritmias, trastornos de la conducción cardíaca, insuficiencia cardíaca o infarto de miocardio reciente, pacientes con enfermedades del ánimo, que consumen alcohol, que manejen maquinarias y/o vehículos y mujeres embarazadas”, dice.

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