Un estudio revela que los "ojitos de perrito" son una habilidad desarrollada por estos caninos tras la constante interacción con el humano.

Los dueños de perros suelen sucumbir ante una de sus herramientas más poderosas, los "puppy eyes" (ojitos de perrito), siendo convencidos de cumplir con los deseos de sus amigos caninos. 

De acuerdo con un estudio publicado en la revista Science, esta habilidad de fue desarrollada por la constante interacción de los perros con los humanos, diferenciándolos de los lobos.

Los investigadores de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, diseccionaron los restos de cuatro lobos y seis perros, enfocándose en sus caras.

Encontraron dos diferencias notables: el músculo que levanta las cejas estaba muy desarrollado en perros, al contrario que en los lobos. 

La segunda diferencia es que todos los perros, tenían el músculo que levanta los párpados hacia las orejas muy robusto, lo que les ayuda a ensanchar sus ojos. Este músculo es casi inexistente en los lobos y los perros Husky Siberiano, una raza muy antigua.

Ambos músculos ayudan a los perros a manifestar los tristes "ojos de perrito", mediante los cuales consiguen que los humanos les den más comida, caricias, entre otras cosas.

Además, los investigadores le pidieron a un grupo de extraños acercarse a centros de rescate caninos. En promedio, los perros ponían "ojos tristes", conocidos científicamente como "movimiento AU101", en una frecuencia e intensidad cinco veces mayor que los lobos.

El equipo sospecha que en el proceso de evolución de perros, los humanos tenían mayor tendencia a cuidar a los perros que podían poner esta mirada, probablemente porque les recordaban a los ojos de los niños.

Estos perros tenían más cachorros, por lo que su "habilidad facial" se difundió entre la población de estos caninos. 

Los investigadores se cuestionan si es que otros animales domésticos, como gatos, fueron capaces de desarrollar sus músculos para influenciar a los humanos.

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