Un estudio liderado por Olivier Jolliet, profesor de ciencias de la salud ambiental y publicado en la revista Nature, reveló que una serie de alimentos que al consumirlos pueden disminuir o aumentar nuestros minutos de vida saludable.

En total, se analizaron 5.853 alimentos de la dieta estadounidense. Además, se elaboró el Índice de Nutrición y Salud (HENI) para calcular el aporte de un alimento en minutos de vida saludable.

Según el estudio, “aumentar el consumo de frutos secos y de sándwiches de mantequilla de maní y mermelada (debido al contenido de frutos secos), legumbres, mariscos, frutas, barritas de aperitivo, cereales y verduras sin almidón es beneficioso para la salud”.

Los alimentos que pueden disminuir o aumentar minutos de vida saludable

Por otra parte, se realizó un “semáforo” para catalogar los alimentos como beneficios o perjudiciales. Dentro del primer grupo, desde el punto de vista nutricional y su bajo impacto ambiental, se ubican las nueces, frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y algunos mariscos.

Mientras que en el rojo, se posicionaros los alimentos con impactos negativos nutricionales “impulsados principalmente por los efectos adversos para la salud asociados con la carne procesada y las bebidas azucaradas”.

“Por ejemplo, se pierden 0,45 minutos por cada gramo de carne procesada, o se ganan 0,1 minutos por cada gramo de fruta. Luego analizamos la composición de cada alimento y multiplicamos este número por los perfiles alimentarios correspondientes que desarrollamos previamente”, explicó Jolliet a CNN.

En concreto, un hot dog significa la pérdida de 36 minutos de vida saludable. Jolliet explicó que en un inicio, sus gramos de carne procesada significaron la pérdida de 27 minutos de vida, pero al sumar ingredientes como el sodio y ácidos grasos trans, se llegó a los 36 minutos.

Otros de los alimentos que pueden quitar minutos de vida son el tocino, la gaseosa, la pizza, los fiambres y la carne procesada.

“Cambiar la dieta para incluir o excluir un alimento en particular es poco probable que haga una gran diferencia: lo que importa son los patrones alimentarios (y de estilo de vida)”, explicó Joliet.

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