Las playas de arenas blancas de la costa de Zanzíbar son un destino turístico atractivo.
Cada día, cuando la marea empieza a bajar y los bañistas se repliegan a sus hoteles, una pequeña tropa de hombres y mujeres armados con palos y lanzas se mueven por la planicie de la costa buscando uno de los más delicados manjares de Tanzania: los pulpos.
Zanzíbar es un archipiélago ubicado en el Océano Índico, a poco más de 40 kilómetros de la costa de Tanzania. Es una región semiautónoma dentro de la República Unida de Tanzania.
Cada cazador puede atrapar hasta 10 pulpos en cada jornada. |
Durante una sola marea baja, un cazador experto puede arponear hasta 10 de estos viscosos invertebrados, los cuales crecen un poco más allá de la línea costera, entre laberínticas formaciones de coral, rocas y pasto marino.
Los hoteles turísticos de la isla compran los animales capturados a buen precio. Además, estas presas son una importante fuente de proteínas para las comunidades costeras.
Muchos habitantes de Zanzíbar dependen de la caza de pulpos. |
Las zonas menos profundas de la costa este de la isla, que están protegidas por un nutrido arrecife coralino, ofrecen medios de vida y sustento a los habitantes en forma de peces, cangrejos, moluscos, algas y pulpos.
Los arrecifes coralinos de Zanzíbar son fuente de alimentación de los habitantes del archipiélago. |
Tanzania es el mayor productor de pulpos en la zona occidental del Océano Índico.
La captura de pulpos era una labor tradicionalmente femenina. |
Abdullah Ali, de 35 años, está en su bote de madera. Se prepara para zarpar desde la villa Dongwe hacia una expedición de cacería de pulpos.
Más hombres se están dedicando ahora a esta actividad como una fuente de sustento. La captura de pulpos era tradicionalmente realizada por mujeres.
La pesca de pulpos es un negocio muy lucrativo en Zanzíbar. |
"Los pulpos me han ayudado a sacar mi vida adelante", dice Ali, quien gana unos US$2.30 por cada kilogramo de pulpo que captura.
Todavía algunas mujeres ejercen la profesión de pescadoras de pulpos. |
De acuerdo con los datos que maneja la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la caza de pulpos en Tanzania ha aumentado de 482 toneladas en 1990 a más de 1250 en 2012.
La rocas dentadas y los erizos son algunos de los escollos que enfrenta los cazadores de pulpos. |
Las rocas dentadas y los corales que se encuentran cerca de la costa ofrecen muchos escondites a los pulpos durante la marea baja. Pueden llegar a ser casi invisibles para el ojo no entrenado.
Los miles de erizos son un reto adicional.
Mariam, una cazadora de pulpos, se da un chapuzón tras terminar su faena. |
Mariam, una cazadora de pulpos de la villa Bwejuu, se sumerge por unos instantes para refrescarse después de una mañana de trabajo.
Mama Juma, una experimentada cazadora, busca escondites de los pulpos. |
La experimentada cazadora Mama Juma vigila las aguas cristalinas cerca de la playa Paje para descubrir los escondites de los pulpos.
La caza de pulpos se facilita con las mareas bajas. |
Una mujer solitaria busca pulpos al atardecer en Bwejuu.
Las comunidades locales obtienen gran parte de su sustento de las mareas bajas.
El pulpo asado es una de las delicias de Zanzíbar. |
El pulpo asado es un producto básico en el mercado nocturno de mariscos en Stone Town, un pueblo al oeste de Zanzíbar.
La mayor parte del pulpo que se captura en el territorio continental de Tanzania se exporta a Europa. En cambio, en la isla de Zanzíbar, el turismo ha significado un auge para el mercado local.
(Todas las fotografías fueron tomadas por Tommy Trenchard y Aurelie Marrier d'Unienville)