La maternidad en algunas especies es admirable. Las arañas lobo o corredoras de jardín envuelven sus huevos con una tela de seda para proteger a sus crías, pero además, las llevan en su espalda tras nacer.
Además, antes cargan con sus huevos envueltos en su vientre para protegerlos.
Al eclosionar los cientos de huevos, la araña de la especie araneomorfa licósida del género Lycosa permite que sus bebés trepen por sus patas hasta llegar a su espalda, donde viven por algún tiempo para logar su supervivencia según detalló el sitio Ecoosfera.
En su espalda las pequeñas arañas lobo se adhieren a las vellosidades de su madre o bien a sus hermanos.
Las crías están en su espalda durante más de una semana, ya que por lo general no requieren de alimento inmediatamente, aunque la madre se detiene con regularidad para que puedan beber agua en pequeños charcos.
Además de transpórtarlas, las mantiene a salvo de posibles depredadores como avispas o el escorpión amarillo.
Este tipo de arañas habitan en sitios donde el ambiente es húmedo como en cuevas de bosques. Se caracterizan por su gran tamaño que llegan a los tres centímetros en el caso de las hembras, además de sus grandes ojos que les brinda una vista muy privilegiada y usan su seda para seducir a los machos según informó Nat Geo.