La Reina Isabel ama a Meghan Markle, todos lo saben.

Admira las inclinaciones humanitarias de la duquesa de Sussex, ella invitó a Markle en una salida a solas a Chester, extendió una invitación a Doria Ragland, la madre de su nuera, para pasar las vacaciones con la familia real, y cada vez que ella y Meghan son vistas juntas, generalmente son fotografiadas susurrando y riendo.

Pero, no todo es así de perfecto. Una de las fuertes discusiones que tuvo la Reina con su nieto Harry fue precisamente por Meghan y la diadema que esperaba usar para su boda. 

De acuerdo a The Sun, según el biógrafo Robert Johnson, Harry había proclamado a su personal que "lo que Meghan quiere, Meghan lo consigue".

Pero según fuentes anónimas de The Sun, la duquesa de Sussex seleccionó una diadema de procedencia desconocida con incrustaciones de esmeralda; le dijeron que no podía usarla, ya que puede haber venido de Rusia.

"El príncipe Harry golpeó el techo cuando les dijeron que era imposible para ella usarlo", declaró la fuente. La reina luego intervino y le dijo a Harry que no, de hecho, Meghan "no puede tener lo que quiere; ella recibe la diadema que yo le doy". 

Finalmente, la diadema que Meghan terminó usando en la boda fue una que tenía diamantes y platino y que perteneció a la Reina Mary, abiela de la Reina Isabel.

La reina también cuestionó por qué Meghan necesitaba un velo para la boda, dado que sería su segundo matrimonio.

"El mensaje de la Reina fue que Meghan necesitaba pensar cómo habla con los miembros del personal y tener cuidado de seguir los protocolos familiares", señaló la fuente.

En una entrevista, Meghan dijo que eligió la tiara que usaba después de visitar el Palacio de Buckingham con Harry con el fin ver a la Reina y ver las "opciones" a elegir.

"Meghan puede ser difícil. Ella tiene estándares muy altos y está acostumbrada a trabajar en un entorno de Hollywood", declaró la fuente real. 

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