Fue durante la boda del príncipe Harry y Meghan Markle, en mayo de 2018, cuando Kitty Spencer se robó todas las miradas de la prensa. Si bien en ese momento no era muy conocida, definitivamente ese evento marcó un antes y un después en su vida.
Kitty Spencer es la hija mayor de Charles Spencer, noveno conde Spencer por lo que la hace sobrina de Lady Di y prima de Harry y William. Al igual que su recordada tía, la prensa británica rápidamente se interesó en ella y averiguó cada detalle de su vida.
Spencer tiene 30 años y se ha convertido en todo una influencer de la moda debido a que ha aprovechado su parentesco con la realeza para atraer a miles de seguidores en redes sociales.
Uno de los elementos que ha jugado a favor de la influencer es que no se ve limitada por el protocolo real, debido a que, oficialmente, no pertenece a la realeza, sin embargo, sí mantienen una relación cercana con la corona británica.
La modelo reveló para la revista inglesa Town & Country, que la popularidad que adquirió de la noche a la mañana tras la boda de su primo le pareció extraña y un poco abrumadora, sin embargo, ha sabido aprovecharla muy bien pues le dio un nuevo impulso a su carrera ya que muchas marcas la buscan para realizar colaboraciones.
Sus rasgos similares a los de Diana y sus ojos azules, sumados a su carisma, hicieron que las principales marcas de moda se fijaran en ella. Milán y París, capitales de la moda, le abrieron las puertas y ella no desaprovechó la oportunidad. Es cara visible de Dolce & Gabbana y embajadora de Bvlgari, además es una de las figuras de la Semana de la Moda.
En este último tiempo se ha convertido en una verdadera influencer. Cada vez suma más seguidores en sus redes sociales que quieren saber de ella, de cada paso que da. "Tener seguidores es genial, pero lo más importante son los proyectos en los que trabajamos. Todos tenemos la responsabilidad de ayudar a los demás. Dedicar energía y tiempo a proyectos sociales es lo que me permite después divertirme y viajar", declaró a la misma revista.
