Enérgico, emocionado, feliz. Ovacionado. Juan Gabriel (66) murió cantando y el Forum de Inglewood de Los Angeles, California, contará en sus murallas que la leyenda de la música mexicana se presentó por última vez en su carrera —y en su vida— sobre su escenario. Ante más de 17 mil personas, este viernes 26 de agosto, la voz de “Hasta que te conocí” hizo lo de siempre y nunca suficiente para sus fanáticos: un espectáculo adictivo por su performance, generoso en músicos y también en éxitos.
Dos horas y 35 minutos donde se sucedieron hits como “Se me olvidó otra vez”, “No vale la pena” y “La diferencia”; en un abanico de ritmos que a los que le dio clase e identidad, desde la balada romántica hasta la ranchera, pero sin olvidarse del presente al adaptar “No tengo dinero” a los sonidos urbanos.
Porque el “Divo de Juárez” fue especialista en apropiarse de otros compases. Como lo hiciera con una interpretación magistral de “Have you ever seen the rain” de Creedence Clearwater Revival, en una versión en español llamada “Gracias al sol”. Allí, para “Quiero Creedence” (2016) —un disco de covers de la agrupación estadounidense—, Juan Gabriel puso el drama de telenovela mexicana, gracias a esa voz que roza el quiebre y el llanto, a la que tantos artistas de Latinoamérica le han rendido tributo.
En el año 2015, acercándose a la celebración de sus 45 años de carrera musical, “Juanga” congregó a una veintena de cantantes y autores de todas las latitudes para acompañarlo en un homenaje que se tradujo en dos discos bautizados como “Los dúo” y “Los dúo 2”. Juanes, Marco Antonio Solís, Vicente Fernández, Isabel Pantoja, Laura Pausini, Marc Anthony, J Balvin, Carla Morrison y Wisin, entre otros, se reunieron en torno a su figura para hacer un recorrido por su basto catálogo. Ese que está compuesto por más de mil 800 canciones y más de 150 millones de copias vendidas en todo el mundo.
En su último show, parte del tour “MeXXIco es todo”, Juan Gabriel se reverenció a sí mismo. Montó una fiesta que terminó con el público coreografiando el “Noa Noa” y con él dando su característico movimiento de cadera. El confeti despidiéndolo y un mensaje en las pantallas que rezaba “Felicidades a todas las personas que están orgullosos de ser lo que son”.
El epitafio preciso para un hombre que celebró como pocos la diversidad, pero que siempre dejó a su música hablar por él. Juan Gabriel murió cantando, California es testigo.