Después de estar cinco años fuera del país, la policía de Australia logró detener a Hannah Dickenson, de 24 años, quien fingió tener cáncer terminal y gastó todo el dinero que reunió de donaciones en drogas, alcohol y viajes.
En 2013 la joven, proveniente de la ciudad de Melbourne, le dio la noticia a sus padres, y les dijo que necesitaba dinero para costear el tratamiento que debía realizarse en Tailandia y Nueva Zelanda. Según lo consignado por el portal The New York Post, Dickenson aseguró incluso que podría morir dentro de unos meses si no lograba conseguir la medicación.
Fueron ellos quienes iniciaron la campaña con sus amigos y conocidos para reunir los fondos necesarios para el tratamiento. Lograron recaudar cerca de 32 mil dólares, unos 19 millones de pesos, con los que partió rumbo a unas vacaciones en Tailandia.
Dickenson, quien regresó a Australia y comenzó a trabajar como agente inmobiliario en su ciudad natal, fue condenada a tres meses de prisión y 150 horas de trabajo comunitario. Además, le ordenaron completar el tratamiento para el abuso de sustancias y problemas de salud mental.
Por su parte, los abogados de la joven aseguraron que tiene planificado apelar a esta decisión.