Este miércoles se confirmó el hallazgo de restos fósiles que podrían corresponder a una nueva especie humana que habría vivido en la isla de Luzón (Filipinas) hace más de 50.000 años, y que fue bautizada como Homo luzonensis.
Los expertos lograron encontrar un total de 13 piezas de restos de dientes, falanges de pie y mano además de fragmentos de fémur en la cueva de Callao.
La pregunta que surge es cómo era su apariencia y comportamiento, y por ahora es difícil de responder por esa cantidad mínima de fósiles hallados.
El Homo Luzonensis no es un ancestro directo del hombre moderno, sino más bien sería una especie vecina, contemporánea del Homo sapiens. "Era probablemente pequeño, a juzgar por el tamaño de sus dientes" aunque "no es un argumento suficiente", indica el investigador.
Según detalla El País, es imposible conocer cómo sería la apariencia de esta especie dado que no se han encontrado fragmentos de cráneo ni saber con cierta exactitud su estatura porque el fémur encontrado está partido.
Los dientes son pequeños y muy similares a la de un humano actual, pero sus huesos de las manos y pies son más primitivos y comparables a los de los australopitecos.
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"Los argumentos indican que era probablemente un homínido de cuerpo pequeño, por el tamaño de la dentadura y del metatarsiano. Los dientes son muy pequeños que los de Homo floresiensis y sabemos que en primates existe una fuerte correlación entre el tamaño de los dientes y el tamaño corporal, pero, por supuesto, no es una regla estricta y hay varias excepciones", afirmó Florent Détroit, paleoantropólogo y coautor del estudio de esta nueva especie.
"Si miras cada uno de estos rasgos por separado los encontrarás en una u otra especie de Homo, pero si tomas el paquete completo no hay nada similar, por eso esta es una nueva especie", dijo.
Se cree que su forma de caminar también pudo ser distinta al Homo florensis, por las características de los huesos del pie, parecidas a Australopithecus, y que se cree son como evidencias de un comportamiento locomotor mixto, bipedal en el suelo y aún trepando árboles.
"No sugerimos que Homo luzonensis haya regresado a los árboles por todo lo que sabemos sobre la evolución del pie en el género Homo. En nuestra opinión, los efectos del endemismo insular podrían explicar la reaparición de tales características primitivas. Pero es una pregunta muy interesante para abordar: si eran estrictamente bípedos como todos los miembros de nuestro género o si estas características primitivas influyeron o cambiaron su andar bípedo. Todavía es demasiado pronto para responder", dijo Détroit.
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Los análisis de los fósiles con imágenes en 3D y morfometría geométrica, muestran que el Homo luzonensis tiene elementos muy primitivos, parecidos a Australopithecus, y otros modernos, cercanos a nuestra propia especie Homo sapiens.
Los premolares hallados tienen entre dos y tres raíces, mientras que en el Homo Sapiens suelen haber una o dos. La morfología del esmalte es más parecida a la del Australopithecus, Homo habilis y Homo erectus. En cambio, los molares son pequeños y tienen una morfología simple como la del H. sapiens.
Además, los huesos de los pies tienen en la falange proximal una curvatura muy marcada e inserciones muy desarrolladas para los músculos involucrados en la flexión del pie. Esas características no son propias del Homo sapiens pero se parecen a la falange de Australopithecus, que habitó en África y mucho tiempo antes.
La combinación de estas características es única y no coincidente con ninguna de las especies conocidas.