Un hombre fue despedido de su trabajo en la provincia de Río Negro en Argentina luego de faltar a su jornada laboral.
Hasta acá la historia no parece tener nada novedoso. Sin embargo, aquí viene lo curioso. El empleado había pedido autorización a su jefe para faltar a un día laboral, este último le respondió con un emoji y el hombre lo tomó como una aprobación a su petición. Faltó y lo echaron.
El caso llegó hasta el Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Río Negro, el que justificó la decisión de desvincular el hombre. En su fallo, según publicó el diario La Nación, el tribunal precisó que el uso de emojis en este ámbito debe ser complementado con otros medios de prueba que aclaren lo que se quiso expresar, a pesar de que el empleador entendió que su falta al trabajo estaba justiciado ya que le habían enviado el emoji del pulgar hacia arriba.
En ese sentido, precisó que el uso de estos emojis “no es un signo inequívoco que exteriorice una manifestación de voluntad”.
La empresa argumentó que el trabajador, ante de este hecho, tenía 47 sanciones y varias faltas injustificadas, lo que se suma a que durante el mes en que ocurrió el episodio del emoji se había ausentado a trabajado en nueve días.
El fallo del tribunal respondió a una apelación a lo dictado en primera instancia por la Cámara Laboral de Viedma, quien determinó que el despido era desmedido “al entender que se había prestado conformidad a la justificación alegada por el trabajador a través del emoji del pulgar”.