El extraño descubrimiento de una cría de un tiburón fantasma, una especie de la que poco se sabe debido a que habita en zonas muy profundas y de difícil acceso para los humanos, ha asombrado a unos científicos de Nueva Zelanda.
Los llamados "tiburones fantasma", de la familia de los quimeriformes, no son realmente tiburones, pero están emparentados con estos animales marinos, ya que el esqueleto de ambos está formado por cartílago y no por hueso.
Estas criaturas marinas suelen habitar a profundidades de hasta 1.829 metros. Cuando son jóvenes, suelen encontrarse en zonas interiores diferentes a aquellas en que los adultos se desplazan y, en algunos casos, tienen aspectos diversos.
"Lo que sabemos suele provenir de los adultos grandes, que suelen medir un metro o un metro y medio de longitud, por lo que encontrar uno que quepa en la palma de la mano es increíblemente infrecuente", explicó Brit Finucci, científica del Instituto Nacional de Investigación Acuática y Atmosférica de Nueva Zelanda (NIWA).
Extraño especímen
La cría de este tiburón fantasma fue capturada a una profundidad de 1,2 kilómetros, en la costa este de la isla sur de Nueva Zelanda, según relató Finucci. En las fotos capturadas por la investigadora, se puede apreciar que el tiburón fantasma bebé posee aletas negras unidas a un cuerpo de piel casi transparente, además de una cola blanca y ojos negros.
"A mí me pareció genial, pero a otras personas en el barco no tanto", se rió Finucci. "Yo supe enseguida que se trataba de algo diferente a lo que solemos cruzarnos, así que lo atrapé y le tomé un par de fotos que ahora se han propagado por todo el internet", agregó la científica a DW.
Los embriones de tiburón fantasma se desarrollan en cápsulas de huevos depositadas en el fondo marino, alimentándose de una yema hasta que están listos para eclosionar.
Ahora, los científicos planean realizar pruebas genéticas en la cría para tratar de averiguar a qué especie de tiburón fantasma pertenece. De esta manera, podrán comparar al recién nacido con un adulto de la misma especie, para así comprender mejor cómo cambian el color, de tamaño y sobre sus hábitos alimenticios.
El "rarísimo y emocionante hallazgo" permitirá conocer mejor la especie, concluyó la experta.