En las últimas décadas, la percepción de los abuelos ha evolucionado hacia un rol más dinámico y variado. Muchos llevan una vida socialmente activa y se muestran enérgicos, cercanos y participativos en la vida de sus nietos.
Los estudios describen el papel de abuelo actual como un “rol sin rol”. Esto significa que ya no existe un prototipo: los hay divertidos, formales, cuidadores, jóvenes, mayores…. Ser abuelo hoy en día puede tener significados muy diversos y se puede ejercer de modos muy diferentes.
Cada vez más cuidadores
Según los últimos datos de la encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación de Europa (SHARE), los abuelos que cuidan de sus nietos de manera habitual en España alcanzan el 25 %. Esta cifra asciende hasta el 43 % cuando se refiere a cuidadores ocasionales. Y es una tendencia que va a más.
Ante estos datos, es indudable que muchos abuelos son figuras clave en la vida de sus nietos y sus familias. Este desempeño es especialmente relevante en el contexto actual, en el que muchos padres tienen dificultades para conciliar trabajo y vida familiar, ante el aumento de separaciones y divorcios o la escasez de ayudas formales a las familias.
Guardianes de la familia
La mayor implicación de los abuelos en el día a día de los nietos favorece la función denominada “reservorio de la sabiduría familiar”, atribuida desde la antigüedad a estas figuras. La transmisión de experiencias, valores y tradiciones familiares es esencial en el desarrollo intelectual, emocional y social de los más pequeños.
En primer lugar, las experiencias compartidas son una oportunidad para que el niño comprenda sus raíces y su forma única de ser. Además, muchos abuelos enfatizan la importancia de transmitir sus valores ante una sociedad que perciben como cambiante y en declive. También promueven las virtudes que fomentan relaciones sólidas y cercanas con los demás, como la benevolencia, la espiritualidad y la vida familiar.
Por eso, a menudo se les denomina “guardianes de la familia”, ya que resaltan aquellos valores que fortalecen los lazos familiares y aseguran su continuidad generacional.
La cercanía en esta relación favorece la interiorización más profunda de tales experiencias y valores en el nieto. Especialmente relevantes son el uso del juego, las historias compartidas, el diálogo y el ejemplo.
Es más, con dicho ejemplo fomentan actitudes positivas hacia el envejecimiento, al enseñar cómo son, cómo actúan, qué piensan y cómo se relacionan con los demás las personas mayores.
Beneficios experimentados por los abuelos
La mayoría de los abuelos refieren que el hecho de tener un vínculo significativo con sus nietos les depara altos altos niveles de satisfacción. Muchos destacan como especialmente positivo poder disfrutar de los nietos sin tener que asumir el peso de ser responsables de su educación, que corresponde a los padres.
Este vínculo también se percibe como una valiosa oportunidad para cumplir con el tradicional rol de identidad familiar, es decir, de compartir sabiduría y experiencia vital. El deseo de ser una influencia positiva y dejar un legado a las generaciones futuras más allá de su propia vida aporta un sentido de propósito. Todos estos factores están considerados como ingredientes importantes del envejecimiento satisfactorio.
A la hora de cuidar de los nietos y transmitir su legado, muchos abuelos también describen que deben adaptarse a los nuevos tiempos. Esto supone afrontar algunos retos como el aprendizaje de nuevas tecnologías, comprender los nuevos modos de educación, etc. No obstante, si cuentan con los apoyos necesarios, puede ser una oportunidad de encontrar nuevos objetivos y motivaciones que les ayuden a sentirse útiles y rejuvenecidos.
Además, tener que asimilar nuevas herramientas y estrategias les puede ayudar a experimentar crecimiento personal. A esto hay que sumar el disfrute adicional de aprender de sus nietos, reciprocidad que fortalece el vínculo y fomenta un ambiente de respeto mutuo.
Dificultades asociadas al rol de abuelo
El rol del abuelo no está exento de dificultades. Algunos describen sobrecarga y cansancio, dificultades para conciliar distintos aspectos de su vida o percepción de que los hijos abusan de ellos.
Aunque estas figuras resultan claves en la socialización de sus nietos, no son responsables de su educación. La promoción de vínculos intergeneracionales sólidos que fomenten el aprecio y la gratitud entre generaciones y el establecimiento de acuerdos claros sobre los límites de las responsabilidades ayudarán a prevenir posibles conflictos y disminuir algunas de las discrepancias en las expectativas de los diferentes miembros de la familia (acerca de cuidados, valores y normas).
Aunque existen múltiples formas de ejercer y experimentar el rol de abuelo, muchos contribuyen de manera significativa a la socialización de sus nietos. El mayor contacto y la simetría en sus relaciones favorecen el vínculo y el desarrollo de ambos. Esta influencia se extiende más allá de los cuidados, contribuyendo al tejido social y a la transmisión de experiencias y valores en la sociedad actual.
Cristina Noriega García no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.