Velaron, lloraron y quemaron juntas a los muertos, pero Daenerys Targaryen y Sansa Stark están cada vez más alejadas. En el 8x04 de "Game of thrones", el verdadero juego de tronos vuelve a empezar por culpa de la verdadera identidad de Jon Snow como heredero legítimo bajo el nombre de Aegon Targaryen.
Sansa y Arya lo saben, pero juraron no decirle a nadie porque, justamente, la Reina de los Dragones se lo pidió al Rey en el Norte, su enamorado pero también su más fiero enemigo, a su manera de ver las cosas.
Porque ella vio el respeto y la admiración que norteños y salvajes le tienen a Jon, y por lo tanto, si llegan a saber el origen de su casta, el Trono de Hierro será de él.
Pero mientras el ejército Targaryen/Stark se divide sin saberlo -tanto en las lealtades como en la estrategia-, Euron Greyjoy con su parte de la Flota de Hierro se las arregló para matar a Rhaegal (ahora solo queda vivo un dragón) con flechas gigantes y tomar como rehén a Missandei. Cersei miraba desde lejos cómo su eventual "prometido" desbarata a sus rivales antes de la batalla final.
Daenerys no aceptará misericordia, como hizo su padre, el "Rey Loco". La paranoia y las ansias del poder y llegar al trono le está nublando el juicio. Varys lo sabe, le preguntó a Tyrion si acaso Jon no sería un mejor gobernador.
Porque, al final, ni ella ni Cersei quisieron rendirse ante la otra, lo que le costó la vida a Missandei. ¿Sus últimas palabras? "¡Dracarys!", las mismas con las que la Reina de Los Dragones quemará a cada uno de sus enemigos, sin importar quién.
Ahora las tropas están en las afueras de Desembarco del Rey y destruirán la ciudad y, de paso a la actual reina. Jaime irá a salvarla -"ella es aborrecible y yo también", le dijo a Brienne, con quien se amó tras la victoria contra los Caminantes Blancos-.