Este 5 de diciembre aterrizó con un paracaídas un paquete muy especial, proveniente del asteroide Ryugu que se encuentra a nueve millones de kilómetros. El paquete contenía una valiosa carga: las primeras muestras significativas de un asteroide rocoso.
La misión japonesa Hayabusa 2 fue lanzada en 2014 con rumbo al asteroide Ryugu, al que llegó en 2018. Meses más tarde, en 2019, la nave logró aterrizar en la superficie del asteroide con el objetivo de recolectar muestras y traerlas a la Tierra. Después de un largo viaje, volvió a entrar a la atmósfera el 5 de diciembre con aproximadamente 5,4 gramos de material.
Finalmente se han publicado fotografías de estas esperadas muestras, y aunque los diminutos granos de color negro en su interior pueden parecerse a nada más que carbón sucio, son en realidad la culminación de un viaje de cinco años de una planificación y ejecución cuidadosa.
Se cree que las muestras tienen más de 4.500 millones de años, una reliquia de nuestro sistema solar temprano, que contiene material potencialmente antiguo que una vez formó nuestro Sol y sus planetas en órbita.
Antes de estas muestras directas, la mayor parte de nuestro conocimiento sobre el tema de los asteroides provenía de los meteoritos, que son asteroides o cometas que se estrellan contra la superficie de la Tierra.