Los científicos franceses Maurice y Katia Krafft encontraron el amor, y eventualmente la muerte, gracias a su pasión por los volcanes.

La pareja es el tema central de "Fire of Love", un nuevo documental basado en horas de vertiginosas imágenes, a veces extrañas, otras aterradoras, que los Krafft filmaron desde muy cerca o incluso dentro de cráteres en erupción.

Lanzado en Estados Unidos la semana pasada, el documental está arrasando con buenas reseñas y apuestas tempranas de premios. 

La directora Sara Dosa se topó con "las imágenes espectaculares" de la pareja cuando realizaba pesquisas para un documental sobre volcanes islandeses, y entonces quedó cautivada por "el amor que irradiaban detrás de cámaras, algo sin comparación alguna".

Durante 25 años, los Krafft recorrieron el mundo juntos en busca de volcanes activos. Escribieron unos 20 libros y lanzaron cinco películas, además de realizar incontables programas de televisión y charlas. 

Pero hoy en día puede que sean más recordados por haber muerto juntos envueltos en una fatal nube de gas y cenizas que arrojó el volcán Monte Unzen, en Japón, que entró en erupción en 1991 luego de dos siglos de calma.

"Fire of Love" comienza y termina con la tragedia, pero pasa la mayor parte del tiempo contando la historia de este "triángulo amoroso" entre la pareja y su obsesión por los volcanes.

"Después que supimos más de ellos como personas, y que estaban casados, y que estaban enamorados de los volcanes, pensamos 'ok, necesitamos hacer una película sobre ellos'", declaró Dosa a la AFP.

"Queríamos relatar esta especie de amor mítico que se contó a través del lenguaje de los volcanes", señaló.

"Es lo que los atrajo en primer lugar, y lo que los impulsaba, el combustible de su relación", remarcó.

"Amor imprudente"

Maurice era el más extrovertido de la pareja, y de a ratos parece ser el que tiene más apetito por aventuras extremas (planea andar en kayak en una corriente de lava y remar en un lago ácido), aunque Katia no se quedaba atrás cuando de coraje se trataba.

Si bien su estilo les trajo algunas críticas de sus pares científicos, Dosa observa que "mucha gente dirá que era un amor imprudente, pero para nosotros, era su forma de vivir".

"Ellos vivieron una vida con significado, y tuvieron una muerte con significado. Y mucho de eso fue esta búsqueda por amor", agregó.

Después de presenciar la sorprendente erupción del monte St Helens en Estados Unidos en 1980, y el desastre del Nevado del Ruiz en Colombia -que mató a unas 25.000 personas- cinco años después, la pareja reorientó su trabajo a abogar ante los gobiernos para que trabajaran en desarrollar mejores planes de evacuación. 

"Como ellos estaban entre los pocos que habían realmente capturado esas imágenes, eran los más adecuados para hacer ese trabajo. Y era en eso que trabajaban cuando murieron en las montañas en 1991", dijo Dosa. 

Nueva ola

Además de contar la historia de esta pareja enamorada y de su trabajo a una audiencia más joven, Dosa espera que su documental pueda recordar a los espectadores que el planeta no es solo "un recurso a capitalizar".

"Este tipo de historias sobre la vitalidad y la sensibilidad de la Tierra son aún más importantes para contrarrestar su explotación", precisó.

Además, en la producción resalta la belleza de las imágenes, llenas de brillante lava roja y de paisajes volcánicos que asemejan a escenarios extraterrestres, todos capturados en un estilo distintivo con "las características de la Nouvelle Vague" (la "nueva ola" del cine francés, de mediados del siglo XX).

"Por ejemplo había muchas tomas instantáneas que nos recordaban a las películas en Francia de los años 1960 y 1970", explicó Dosa. 

Sus libros, agregó la directora, "recordaban el estilo narrativo pícaro y bombástico de las películas de (François) Truffaut", director de célebres obras como "Jules et Jim" y "Fahrenheit 451" o "La Nuit américaine".

Por ello, Dosa se decantó por el estilo.

"Una de las grandes características de la Nouvelle Vague eran las historias de triángulos amorosos. Y a nosotros nos pareció apropiado. Katia y Maurice realmente parecían tener un tercero en su relación: los volcanes".

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