Hace tres años, el hallazgo de un equipo de investigadores japoneses publicabo en la revista PLoS Biology arrojaron resultados inéditos: unos pequeños peces de arrecife, especializados en limpiar parásitos y pieles muertas a otros, habían superado la prueba de autorreconocimiento en el espejo.
El test consistió en realizar una marca marrón en un lugar de su cuerpo que solo podían ver indirectamente en su reflejo, de los cuatro animales con los que se realizó el experimento, tres tocaron o rasparon la señal después de nadar hacia el espejo.
Ahora, la nueva investigación sugiere que muchos otros vertebrados podrían pasar la prueba de la marca y tener autoconciencia, algo que no se apreciaba anteriormente.
Según los científicos, esto es “un avance para los estudios no solo de cognición animal, sino también de psicología, que considera que solo los humanos tienen autoconciencia”, recalcan. El resultado final fue de un positivo del 94 %.
¿Cómo podían saber los peces que son ellos mismos los que aparecen en el espejo y no otros?
Un animal que observa su reflejo pasa por tres estados: primero expresa un comportamiento agresivo, luego muestra un movimiento no natural, pero no agresivo, y por último mira repetidamente su propio cuerpo sin hostilidad.
Es en este último punto cuando el autorreconocimiento es posible, porque el pez puede ver la marca e intentar rasparla. Esto ocurrió en el primer trabajo, pero la duda era si al mover el espejo podría reavivarse su agresividad.
Para comprobarlo, el equipo transfirió a los peces limpiadores a un tanque con un espejo en un lado y, tres días después, a una pecera con un espejo en el otro lado. En ninguno de los recipientes los peces mostraron agresión hacia su propia imagen.