Como si fuese su invernadero, la banda chilena Prehistöricos protegió lo que serían sus nuevas canciones dentro de su propio estudio. Después de haber pasado varias semanas en Valdivia y en su selva —indagando en la naturaleza, su cultura y antigüedad; o revisitando la obra de Patricio Guzmán— para escribir las letras y pensar la música, sus integrantes volvieron a Santiago a resguardar las semillas. Compusieron, mezclaron y grabaron el disco en aquel encierro. "Decidimos hacer muchas cosas que no habíamos hecho en los discos anteriores como trabajar a este ritmo de la velocidad de las plantas", dice a T13 su líder Tomás Preuss, jugando también con el nombre de su tercer álbum.
Y las semillas germinaron en la capital.
"La velocidad de las plantas" (Quemasucabeza, 2016) supuso varios cambios. Fue la primera placa sin Jessica Romo, la otra mitad del proyecto musical hasta 2015; su proceso de grabación funcionó como un taller de experimentación, en palabras de Preuss; estará disponible para descarga gratuita durante todo este viernes; y, quizás el cambio más iluminador, una madurez a la hora de proponer las letras.
"Por primera vez hay canciones de amor y no de desamor, canciones que son más positivas. Es nuestro disco menos adolescente", expresa el cerebro de la agrupación. Aunque también el lado emo sigue siendo parte de la inventiva de la banda. "Tomás siempre ha estado en contacto con su ser interior, con la naturaleza y su espíritu, que tiene oscuridad e iluminación y de allí viene lo nostálgico, de crear momentos que contengan ambas cosas", agrega la música Valentina Rojas.
La admiración de Preuss por las bandas de Islandia, como Sigur Rós o Múm, además, hizo que el vocalista y guitarrista se influenciara de esos sonidos. Según él, hay condiciones naturales parecidas y un sentimiento similar. Así, se propuso hacer esa música desde acá, en español y con los instrumentos nuestros. En un trabajo que no está hecho solo para santiaguinos, sino para aquellos que cohabitan en un ambiente natural.
"De repente es fácil pensar 'nos inspiramos en la naturaleza y las plantitas que son bonitas', pero nuestra visión de la naturaleza es más profunda que eso. La naturaleza también es cruel, violenta y oscura, entonces son conceptos que hemos querido meter en lo musical", explica la voz de “Invéntame un final".
Prehistöria
"No hubo más reflexiones".
La separación musical de Jessica Romo y Tomás Preuss significó un replanteamiento. Prehistöricos siempre mostró la imagen de dúo. Desde que ambos, también actores, partieran a España en octubre de 2010 con la compañía La Mona Ilustre a presentar la obra "Los peces no olvidan".
Lanzaron dos discos —"La orquesta oculta" (2010) y "Nuestro día vendrá" (2014)—, pero el músico nunca compartió el espacio de creación. Y no se estaban llevando bien, por lo que era difícil continuar.
"Pero lo que siempre traté de dejar en claro es que en lo musical sigo dirigiendo este barco", remata.
—¿Es difícil lidiar con una banda?
"Es difícil. Estando allá te das cuenta que es otro mundo. Hay dinero para la música, para el arte, lo que nosotros ganábamos con función de teatro, era lo que acá ganábamos con diez funciones. Teníamos un sueldo, podíamos arrendar una casa y ser trabajadores del arte. Acá no, fue difícil abandonar esa comodidad. Llegar acá fue un aterrizaje a la realidad. Fue súper duro".
—¿De dónde saca fuerzas para seguir haciendo música?
"Tú decides, es una opción. No vas a tener un sueldo fijo. Todo el rato es una gran apuesta, pero la hago con mucho gusto. He visto que las cosas han ido cambiando y el medio ha cambiado. Ya no estamos tan solos, empiezan a abrirse más posibilidades".
—¿Cómo piensa el futuro cercano de Prehistöricos?
"Estamos preparando una nueva manera de tocar. Nos vamos a enfrentar a estas canciones de manera más experimental, con una puesta en vivo que nunca hemos hecho. Nuestro norte es tener un show grande, pero desde nuestra identidad".