A pleno sol y con más de treinta grados de calor, miles de fanáticos llegaron esta tarde al Estadio Nacional con un sólo objetivo: asistir a la presentación en Chile de la legendaria banda británica de heavy metal Iron Maiden, que en esta oportunidad venía promocionando su última producción "Book of Souls".

Con un importante despliegue de seguridad, el Estadio Julio Martínez Prádanos comenzó a llenar sus espacios a eso de las 16:00 horas. Casi tres horas más tarde, la agrupación The Raven Age tocó los primeros acordes del encuentro, sorprendiendo a la fanaticada presente de "La Dama de Hierro". Sin embargo, su presentación se vio un poco empañada al comienzo, debido a algunos desperfectos técnicos en la iluminación y la visualización del show en las pantallas gigantes.

Luego de una hora, fue el turno de los estadounidenses Anthrax, una de las bandas de thrash metal más representativas del género y que por sí sola pudo haber congregado a miles de fanáticos. Tras entregar clásicos de su repertorio y dejar felices a sus fanáticos con la buena calidad de su presentación, se despidieron dando las gracias al "increíble" público por el entusiasmo.

Finalmente, y pasadas las 21:20 horas, Iron Maiden dio inicio a su show, comenzando con el tema If Eternity Should Fail. Y tras interpretar unas cuantas creaciones de su última producción, dieron paso a los clásicos como The Trooper, tema que desató el deleite de los fans, que la corearon a todo pulmón y a la luz de unas bengalas.

Sin embargo, la sorpresa llegó luedo de que el vocalista de la banda, Bruce Dickinson, explicara el concepto de la gira -centrado en la estética del imperio maya- e interpretaran Book Of Souls. Pues en medio de la canción apareció Eddie The Head, ícono histórico de la banda inglesa, a quien Dickinson "arrancó" el corazón para "ofrecerlo en sacrificio" en un escenario compuesto de columnas de piedra y fuego, además de un fondo que cambiaba de motivo con cada canción.

Si bien varios fans estimaron y expresaron por redes sociales que el inicio del concierto fue más tranquilo de lo que esperaban, igualmente se fueron contentos tras el show, sobre todo tras el despliege de clásicos como Fear of the dark, The number of the beast y Wasted years.  

Aunque, sin lugar a dudas,lo mejor de todo fue ver el innegagle e inagotable talento del bajo de Steve Harris, el trío de guitarras de Adrian Smith, Dave Murray y Janick Gers; y por supuesto, Dickinson, que hizo que todos los escépticos olvidaran las dudas que tenían sobre su capacidad vocal.

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