Llevaba sólo 50 minutos cantando cuando Enrique Iglesias vio un dron que se le acercaba desde las alturas.

El cantante empezó a tocarlo, pero tuvo un percance y tuvo que soltarlo inmediatamente. ¿Qué le había pasado? Dos de sus dedos se engancharon con las hélices del dron, resultando dañada su mano.

La sangre empezó a correr, pero el cantante decidió seguir con el espectáculo. Pese a ello, una vez que la canción terminó. Las luces se apagaron y el artista tuvo que abandonar el escenario.

Cuando la gente empezaba a pensar que se iba a terminar el concierto, el cantante reapareció, pero esta vez con una venda en sus manos. Así finalizó el espectáculo, mientras la sangre manchaba su polera.

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