Elton John sabe que las celebraciones no siempre pueden ser perfectas.

Su actual gira coincidió con su cumpleaños número 70 -del pasado 25 de marzo-, vivió cuatro noches de gloria en Brasil (con shows en Curitiba, Río de Janeiro, Porto Alegre y Sao Paulo) y, en contraparte, las malas condiciones climáticas en Buenos Aires anegaron el Hipódromo de Palermo y le arruinaron la fiesta del sábado en Argentina.

Eso sí, su nueva visita a Chile pondría las cosas en orden. 

Al Movistar Arena llegaron más de 12 mil invitados, esos que para el británico no tienen nombre ni apellido particular, pero que lo han acompañado en buena parte de sus 50 años de carrera musical. 

Y así como en un matrimonio nadie puede quitarle el blanco a la novia, sobre el escenario solo Elton John tiene derecho a brilllar. El negro riguroso de sus cinco músicos contrastó con su traje bordado con flores rojas a lo largo de las mangas y una gran rosa que le cubría la espalda. 

Aunque en equipo fueron capaces de estremecer a sus fanáticos con "Someone save my live tonight" o "Rocket man (I think  it's going to be a long, long time)"

El sonido que casi no presentó ripios durante la velada y permitió que los seguidores del artista disfrutaran de cada uno de los detalles del ídolo: interpretación fascinante, una voz que se ha mantenido portentosa a lo largo del tiempo y virtuosismo en el piano. 

Virtudes que representa magistralmente, por ejemplo, en un interludio en solitario que se extendió por sobre los 5 minutos. O en "Skyline pigeon", en una muestra de que es capaz de llenar cada del rincón del escenario en soledad. 

Y el cariño fue mutuo. Al término de cada canción, Elton John se levantó de su sillín para reverenciar al público y apuntar al azar con su dedo a unos pocos elegidos como señal de respeto.

Como postal de la noche quedaría el homenaje del artista a su amigo George Michael con la canción "Don't let the sun go down on me" -reinterpretada por el londinense en 1992- y con una imagen del hombre de "Freedom" en la pantalla central. También un emotivo cierre con "Candle in the wind" y "Crocodile rock" luego de más de dos horas de espectáculo. Con ese catálogo, el "rocket man" no podía hacer menos.

Comienzo íntimo con James Taylor

Pasadas las 20:00 horas, James Taylor fue el encargado de inaugurar la jornada. El cantautor estadounidense de 69 años llegaba a nuestro país antecedido de una destacada discografía que fue robusteciendo desde 1968 con su debut homónimo, y un ambiente de intimidad que redujo al Movistar Arena a un pequeño club perdido en la bohemia capitalina.

Aunque venía con un problema médico en uno de los dedos de su mano izquierda que le impidió tocar la guitarra, el artista nacido en Boston fue cubierto por una banda de músicos experimentados. Entre ellos un poderoso corista afroamericano y un percusionista que le añadió una cálida cadencia latina a canciones como "First day of may" o "Mexico".

Notas de un caris familiar que se construye desde la clásica "You've got a friend" de su amiga Carol King, hasta la inclusión de su esposa Carolina en las voces secundarias.  

Elementos que consagran un catálogo marcado por el folk y la añoranza de los viejos y mejores tiempos. Un repaso que solo hacen los que ya ajustan el espejo para mirar la vida por el retrovisor y disfrutar de esos recuerdos.

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