Tras la muerte de David Bowie, ha sido una de las imágenes más revisitadas de la temporada. Una foto en blanco y negro del hombre de “Heroes”, con una mueca de complacencia, junto a Lou Reed y en el centro, Iggy Pop. La realiza del punk que, contra varios pronósticos de excesos, vio en este último a su único sobreviviente. Por eso, cuando el ex líder de The Stooges gestó su más reciente álbum “Post pop depression” en compañía de Josh Homme y Dean Fertita de Queens Of The Stone Age y Matt Helders de Arctic Monkeys, las crónicas describían a un hombre que intentaba burlar al tiempo y rejuvenecer.
Aunque por lo frenético del show y la lista de canciones que interpretó en su debut en Chile, lo que quiere el estadounidense de 69 años es provocar a la muerte y reírse en su cara.
Al escenario subió corriendo, saltando y gritando, a eso de las 21:40 horas, y descamisado como acostumbra, secundado por un cuarteto de músicos vestidos completamente de negro, con la sobriedad del post punk.
Aunque esa cortesía solo queda en la vestimenta. Porque el estadounidense lanza un gancho directo al mentón con "I Wanna be your dog", original de The Stooges. Con ese sonido denso y rasposo en el que Iggy Pop maceró el punk, dándole volumen y profundidad.
Descontrol musical que el cantante extiende al público casa vez que baja del escenario a jugar con los fanáticos. No le importa que lo toqueteen, que lo abracen o lo besen, ni siquiera le importa recibir un escupo producido desde la primera fila.
"The passenger" y "Lust for life", interpretadas una detrás de la otra apenas iniciado el show, son parte de ese rock de alto voltaje y calidad indiscutible, pero disfrazado de un espectáculo primitivo y decadente.
Primitivo por haber sido la prehistoria de un género que se influenció completamente en su figura -"Search and destroy", con circle pit incluido, explica buena parte del trabajo de Bad Religion hasta Interpol-; y decadente por esa fascinación de Iggy Pop de mostrarse en una performance como sacada del peor y más trasnochado teatro de Las Vegas.
Y siempre imponiendo sus términos y su historia, porque "Gardenia" fue la única canción de su último disco que incluyó en el setlist. Solo un pequeño recordatorio de su vigencia creativa, porque la despedida corrió con "Down on the street", "Loose", "Raw power" y "No fun", todas de su idilio con The Stooges. Como diciendo: no necesito rejuvenecer.