Pasaron los primeros 20 minutos de show y David Gilmour ya había sido ovacionado en tres oportunidades. Cada nota, cada historia narrada por el británico, a través de su voz y su guitarra, recibió los aplausos y los gritos de las más de 50 mil personas que llegaron hasta el Estadio Nacional para vivir el debut del ex Pink Floyd en Chile. "Wish you were here" musicalizó ese momento reciente, donde niños, adolescentes, jóvenes y adultos se unieron en un coro que selló una atmósfera de ensueño.

A eso de las 21:25 horas, el músico de 69 años apareció sobre el escenario junto al sonido de los cuervos, que protagonizan la portada de su último álbum "Rattle that lock" (2015). La instrumental "5 A.M." vendría acompañada de una humareda que teñiría de rojo al guitarrista y de azul al resto de la banda.

La canción que da nombre al álbum, además, inauguraría la pantalla gigante central que solo pierde de vista a Gilmour para acompañar con animaciones los distintos temas: los ángeles de "Rattle that lock" y los soldados armados de "In any tongue". La trilogía de su más fresco trabajo concluiría con "Faces of stone", para dar paso a la introspección y melancolía de la mencionada "Wish you were here".

El músico dominaría las emociones de los oyentes en todo momento. Pasando por la solemnidad de "The blue" y la elegancia de "The girl in the yellow dress", a la fiereza de "Money", otro clásico de Pink Floyd, donde el frontman demuestra el virtuosismo de su guitarra y la complejidad de su catálogo, en una pieza desafiante que se mueve entre el jazz y el rock progresivo.

La prolijidad de David Gilmour al ejecutar hipnotiza. Su guitarra envuelve y envía a otro lugar sin moverte de tu posición. Además, se acompaña del ex Roxy Music Phil Manzanera, en la segunda guitarra; Guy Pratt en el bajo y Jon Carin en el teclado. Un trío que completa los caminos de un sonido descomunal, sin errores.

"Us and them" y "High hopes" cerrarían la primera parte del concierto, antes de un anunciado intermedio de 20 minutos.

De regreso en el escenario, a las 22:52 horas, el espectáculo continuaría aumentando su intensidad. "Astronomy domine" sería parte de un viaje psicodélico que arranca con el romance entre las guitarras, el teclado y el saxofón, pero que explota gracias al multicolor juego de luces que inquieta y dilata las pupilas.

El espacio también traería momentos estelares con otros tres cortes de la banda que definió un sonido: "Shine On You Crazy Diamond (Parts I-V)", "Fat old sun" y una exquisita interpretación de "Coming back to life".

Pero quizás la postal inolvidable del debut del músico británico quedará con los gritos del público, las luces de los smartphone y los láseres verdes y rojos apuntando al cielo, con una luz cenital blanca sobre el último solo de guitarra de la noche en "Comfortably numb" y su atmósfera mágica.

Hace unos meses, el propio David Gilmour terminó de ponerle la lápida a la banda, diciendo que Pink Floyd ya había terminado para él. Pero en algo se equivoca, porque esos niños, adolescentes, jóvenes y adultos cantando "Wish you were here" hacen de los responsables de "The dark side of the moon" (1973) una agrupación inmortal.

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