Si hay algo que destaca Andrés Calamaro es la calidad de los equipos de sonido que mantiene en su hogar. Allí escucha música, compone, escribe y, de hecho, la mitad de su último disco "Cargar la suerte" (2018) nació en esos espacios íntimos. "Siempre tratamos de grabar el mejor disco posible, pero este está gustando especialmente", dirá el cantautor argentino en algún pasaje de esta entrevista con T13.cl.

Y durante esta conversación, el artista también hablará sobre su atípica relación con internet y las redes sociales; dos géneros tan contrapuestos de la música popular actual como el ritmo urbano y el rock; y una breve reflexión sobre la final de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y River Plate.

—Desde hace un tiempo usted se ha declarado como "un nómade consagrado a la soledad y a la música", según le dijo a este mismo medio en 2017, ¿cómo funciona esa mezcla para usted?

Le cito a Baudelaire. “La soledad es el estado propio del genio y del elegido". Soy nómade por necesidad. Ya no porque los servicios musicales nos reclaman en distintos países, tengo dos mundos que parecen convivir sin demasiados problemas. Para contestarle deberíamos contemplar a “la soledad” como concepto abstracto y  "vivir solo" como una eventualidad que no parece preocuparme ni complicarme la vida. Esta mezcla funciona porque sé cocinar, tampoco soy un cocinero bueno pero puedo darme de comer. No puedo renunciar a mis viajes, tampoco son vacaciones permanentes… Ese sería el menor de los problemas.

—En una entrevista con La Nación, para introducirnos a "Cargar la suerte", se habla del lugar donde compuso su nuevo disco: una casa de Benavídez de dos plantas, con un fondo con parrilla, parque y pileta. ¿Utiliza usted esos espacios abiertos de su hogar?

Ciertamente. Me gusta nadar y celebrar asados con amigos y tertulia. Nos quedamos conversando y escuchando música hasta que las horas bajan. Además tengo amplios ventanales. Tampoco vivo encerrado día y noche en el estudio de grabaciones, ya no.

Acá hicimos parte de las maquetas del disco y por la tarde. Escribí las letras, aunque mayormente de noche.

—¿En qué parte de su hogar nació la mayoría de este álbum?

La mitad en la casa de Germán (Wiedemer )… Otra mitad echado en mi cama. Nos encontramos en el neutral estudio de casa para grabar mi parte de las maquetas y componer algunas canciones. Tengo un amplio salón con un sofisticado sistema de audio, una mesa cubierta de libros y revistas y una bolsa de boxeo.

—¿Cuál piensa usted que es lo que destaca a este disco por sobre cualquier otro de su discografía?

Un año atrás no teníamos canciones, acaso algunos versos escritos… Empezamos el repertorio desde cero, lo grabamos con instrumentos domésticos para escucharlo sonar. Y eso lo compartimos con Gustavo (Bornery) que preparó formidables sesiones de grabación en California. Germán y Gustavo se reunieron en Buenos Aires para ajustar los arreglos de cuerdas y bronces, mientras yo hacía mis cosas en Madrid. Grabamos en pocos días y lo terminamos en armonía, de buen humor. Siempre tratamos de grabar el mejor disco posible, pero "Cargar la suerte" está gustando especialmente.

—El título de la canción "Diego Armando Canciones" me hace pensar inmediatamente: si "Cargar la suerte" fuese un gol de Maradona, ¿cuál sería y por qué?

No me parece apropiado comparar esta canción con los goles de Maradona. Esta canción no es una invitación a la euforia, más bien propone un estilo pausado que ya nos merecemos.

—¿Cuál es su opinión acerca de la última camada del rock argentino comandada por bandas como Él Mató a un Policía Motorizado o Los Espíritus?

Santiago y Maxi tampoco son la última camada. Saben lo que quieren y lo que no quieren, eso distingue a un músico o a un artista. Tengo muy buena opinión. También del insólito artista Shaman. El talento no se extingue nunca, siempre hay música para descubrir y descubrirse.

—¿Por qué cree usted que durante las últimas dos décadas se ha intensificado esa premisa de que "el rock está muerto"?

Tenía entendido que se decía eso (el rock ha muerto) en 1974. El certificado de defunción lo firmó Homero Simpson. En estas últimas décadas los espectáculos de mayor convocatoria han sido recitales de rock, con excepción de algún partido de fútbol que es otra escala… Escucho música todo el día, la última vez que escuché un disco de rock estaba vivo y gozando de buena salud. Y fue esta misma tarde.

—A propósito de lo anterior, ¿los ritmos de moda entre los jóvenes como el hip hop o el trap le merecen alguna opinión?

Me gusta mucho el hip hop… Al trap lo encuentro demasiado "genérico"… Es posible que escuchemos buenos artistas de estos géneros urbanos… Rosalía acaba de hacer un paquete con los géneros y llevárselos a su casa.

—Volviendo a la entrevista que usted concedió a este medio en 2017, hubo una frase que causó mucho revuelo, incluso en su propio Facebook: "Internet es un nido de expertos en nada, es una enfermedad de nuestro tiempo". A poco más de un año de esa reflexión, ¿cuál es su visión actual sobre las redes sociales?

Internet es muchas cosas. Los espacios libres de opinión y debate… Las redes, ¡qué nombre tienen! Los sitios de comunión virtual parecen dos personas discutiendo sin escucharse, estamos conectados pero no comunicados. Cuando demasiada gente piensa lo mismo nadie está pensando en nada.

—¿Cómo ve a la sociedad argentina actualmente?

Lo dijo Oliverio Girondo: "Ningún pueblo cree en su gobierno. A lo sumo, los pueblos están resignados". Siempre estamos en "contexto socio político". Digamos que no es la primera vez que nos pasa. Cuando estallan las crisis (social, política y económica) las soluciones parecen imposibles. Argentina es como un tren que no para en las estaciones, hay que tirarse del tren en movimiento. La crisis es nuestro estado casi permanente, es la única explicación. De otra forma sería imposible superarla.

—No puedo evitar preguntarle, ¿quién gana la Copa Libertadores, Boca o River?

Esta final es comparable al hundimiento del Titanic, puesto que solo un equipo va a coronarse campeón de América.

Publicidad