Aunque los conciertos masivos ya han vuelto tras la pandemia en Asia y Oceanía —en países como China o Australia donde el COVID-19 parece controlado de mejor forma que en Occidente—, ni Europa ni Estados Unidos ni Latinoamérica han podido avanzar en el regreso de los espectáculos musicales.
Hasta ahora, solo hemos podido disfrutar de imágenes ajenas a la normalidad en cuanto a shows: asistentes adentro de sus autos o en tarimas separadas por vallas o, simplemente, con una asistencia bajo las 50 personas.
Por eso es que el evento ocurrido la noche de este sábado en Barcelona resulta esperanzador. La banda local Love of Lesbian se presentó en el Palau Sant Jordi en lo que se consideró como el primer concierto multitudinario sin distancia social en España desde el inicio de la pandemia.
A la sala de shows llegaron 5.000 personas, todos portando mascarilla, como parte de un piloto para eliminar el distanciamiento en esta clase de espectáculos.
De acuerdo a información de El País, los asistentes fueron recibidos por 16 cabinas en las que debían realizarse un test de antígenos para confirmar que no estaban contagiados de COVID-19. El resultado del examen llegaba al smartphone a través de una aplicación.
Hubo cuatro entradas y salidas exclusivas para evitar los atochamientos, y cada una estaba dispuesta con sus propios lavabos, jabón y alcohol gel.
Hasta antes de las 14:00 horas solo hubo cuatro positivos y otras dos personas que debieron confinarse por ser contactos estrechos. Ninguno fue autorizado a entrar.
Los protocolos fueron realizados por el equipo científico del hospital Germans Trias i Pujol, que fueron contactados por los promotores de festivales y salas de conciertos de Cataluña. Ellos ya habían realizado una prueba con 500 personas en la sala Apolo de la misma ciudad, en diciembre. No hubo contagios.
"Hemos hecho historia", publicó la banda en sus redes sociales.