Cuando Kim Kardashian llegó a la alfombra roja de la Met Gala el pasado 2 de mayo, con el vestido original diseñado por 'Jean Louis' en 1962 y que Marilyn Monroe usó para cantarle el 'feliz cumpleaños' al presidente John F. Kennedy, provocó una serie de reaciones tanto positivas como negativas.

Mientras que algunos celebraron a la empresaria por su guiño a la famosa actriz, otros se preocuparon por las implicaciones de que usara el vestido real. Los historiadores del vestuario y los conservacionistas denunciaron el desafortunado precedente que sentaría y el daño potencial que podría causar.

Quien también se sumó a las críticas fue el diseñador de moda Bob Mackie, el encargado de dibujar el boceto del vestido original al principio de su carrera trabajando como asistente de Jean Louis.

"Pensé que era un gran error", le dijo Mackie a Entertainment Weekly. "[Marilyn] era una diosa. Una diosa loca, pero una diosa. Era simplemente fabulosa. Nadie fotografía así. Y fue hecho para ella. Fue diseñado para ella. Nadie más debería verse con ese vestido", declaró.

Mackie también se hizo eco de las preocupaciones de los historiadores de que usar el vestido sin duda dañaría su preservación e integridad estructural. Tenía solo 23 años cuando hizo el boceto del vestido bajo la dirección de Louis, sin siquiera saber para qué era el vestido, además de ser un diseño original para que lo usara Marilyn Monroe.

Para la Met Gala, Kardashian (41) tuvo que bajar 7 kilos en tres semanas, ya que el vestido, que primero le fue enviado en un avión privado desde el museo "Ripley's Believe It or Not" en Orlando, Florida, originalmente no le quedaba bien y no podía modificarse.

"Usaba un traje de sauna dos veces al día, corría en la caminadora, cortaba por completo todo el azúcar y todos los carbohidratos, y solo comía las verduras y proteínas más limpias", le dijo a Vogue sobre su estricta rutina de ejercicios. "No me morí de hambre, pero era muy estricto", concluyó la empresaria.

 

 

 

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