Rafael Lombardo vivía uno de los días más tristes de su vida. El fallecimiento de su padre, Antonio, remeció a toda su familia luego de una lucha contra un edema pulmonar que lo aquejó por largo tiempo.

Por eso es que este papá se adelantó a lo que pudiera suceder, y elaboró un plan para que cuando su último día llegara, Rafael supiera qué hacer con sus restos. Acción con la que quiso dejar sus mejores recuerdos en sus hijos y nietos.

"Rafa, si vos estás leyendo esto es porque yo me mudé de barrio". Así partió la carta que dejó Antonio Lombardo en la computadora. En ella detallaba que no quería que sus familiares lo tuvieran en mente con esa fría imagen dentro de un ataúd, sino que lo recordaran en vida y con la preocupación que siempre entregó a su núcleo más cercano.

Algo que el mismo Rafael ha comentado en su cuenta de Twitter: que estando muerto, le sigue "enseñando" a cómo enfrentar la vida y ser ejemplo de padre.

En su carta relata: "Hacé lo necesario para que tus hijos tengan en la memoria a su abuelo, que es la forma de seguir vivo. Lo estaré mientras me mantenga en el recuerdo de mis hijos e nietos, como yo tengo a mis abuelos en la memoria y el corazón".

Así fue cómo pidió a su hijo que apenas se decretara su muerte, y pudieran sacarlo de la clínica, lo trasladara al crematorio y esparciera sus cenizas en el mar.

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