El emprendedor Jacob de Geer estaba a punto de "empezar un trabajo serio" cuando se dio cuenta de un agujero en el mercado y lanzó una de las start-ups más exitosas en la historia de su país.

"Acabábamos de tener nuestro segundo hijo. Estaba en un momento de mi vida en el que un poco de estabilidad me venía bien", explica este sueco de 40 años.

"Ya sabes, un salario bueno y fijo cada mes, quizás un auto de empresa y una pensión. Esas cosas que nunca tienes cuando diriges tu propio negocio".

Esto era 2010, con la crisis financiera global afectando a Suecia, y definitivamente no un buen momento para montar un nuevo negocio, según De Geer.

Pero en enero de ese mismo año su esposa, importadora de lentes de sol, volvió de una feria comercial quejándose de que había perdido ganancias por no poder aceptar el pago con tarjetas de débito.

En aquel momento, muchos pequeños comerciantes no podían permitirse los caros procesadores de tarjetas móviles proporcionados por los bancos.

"Alguien tiene que resolver esto para los pequeños negocios, para que tenga sentido para nosotros", dijo entonces su esposa.

Pero nadie lo había hecho, al menos no en Europa. Y de Geer, que había creado previamente varias empresas de medios y las había vendido, se convenció de que tenía que hacer algo para remediar esto.

De Geer dice que Suecia aceptó rápidamente el sistema que ofrecía iZettle.

Empezó entonces a hacer investigaciones de mercado y descubrió que había unos 20 millones de pequeños negocios en Europa que necesitaban una solución asequible.

Cuatro meses después, se juntó con su amigo Magnus Nilsson y fundó iZettle.

La tecnología de la empresa funciona convirtiendo los teléfonos y las tabletas en procesadores de tarjetas de crédito y de débito, vinculándolos con un lector de tarjetas que cuesta US$44 y que se conecta a través del conector de audífonos.

El cliente solo tiene que poner su tarjeta en el lector de iZettle, insertar el pin y el pago está hecho.

El producto tuvo pronto éxito en Suecia y ahora lo usan miles de comercios en 12 países, la mayoría europeos, pero también en México y Brasil.

La empresa dice que sigue creciendo tan rápido que se apuntan cada día unos mil nuevos clientes. Y se ha asegurando una inversión de US$157 millones.

El momento adecuado

De Geer atribuye parte del éxito temprano de la empresa en Suecia a su población, que es tecnológicamente avanzada y adora adoptar nuevas tendencias, aparatos y modas.

"Esa es una de las razones por las que Suecia es un buen lugar para que muchas empresas internacionales prueben sus productos", dice.

De Geer dice que muchas pruebas que realiza su empresa no dan lugar a cambios.

Gracias en una parte no pequeña a iZettle, Suecia lidera la carrera para convertirse en la primera sociedad del mundo sin dinero en efectivo.

En 2015, el 80% de las compras en el país se hicieron mediante tarjeta, en comparación con el 45%, por ejemplo, en Estados Unidos.

Además de la venta de lectores de tarjeta, iZettle gana dinero cobrando a sus usuarios una tasa mensual: un porcentaje del total de pagos recibidos.

Esto va de un 1% a un 2,75%, según cuánto dinero haga el vendedor.

iZettle dice que esta proporción sigue siendo significativamente inferior a lo que cobran los bancos convencionales por sus servicios de procesamiento de pagos con tarjeta.

El profesor Niklas Arvidsson, del Instituto Real de Tecnología de Suecia, dice que hay varias razones para el éxito de iZettle, incluyendo el haber estado en el lugar adecuado en el momento adecuado.

"El momento era el adecuado. Había una necesidad por parte de muchos comerciantes de encontrar una solución como iZettle que les permitiera aceptar pagos en situaciones en las que antes no podían utilizar los lectores de tarjeta".

Aprender a fracasar

A medida que iZettle se enfrenta a una mayor competición por parte de sus rivales, De Geer es franco sobre los retos que tiene por delante.

"Intentamos cosas, las ponemos a prueba, las validamos con datos, y 99 de cada 100 veces concluimos que el cambio que hemos hecho a un servicio o al producto, lo ha empeorado", admite.

Los suecos son líderes mundiales en la transición hacia la no utilización de dinero en efectivo en los pagos.

Hijo de un ex banquero que luego puso en marcha una empresa de manejo de fondos, antes de invertir sus ahorros en una granja, De Geer acepta que su espíritu emprendedor puede deberse en parte a la influencia de su padre.

Pero no fue hasta que terminó una maestría en la Escuela de Economía de Estocolmo que, dice, se convenció que no estaba preparado para tener la típica carrera profesional.

Trabajar para una agencia de mercadotecnia digital propiedad del cofundador de Spotify, Martin Lorentzon, cuando tenía unos 20 años le inspiró también para convertirse en su propio jefe.

"La alegría de hacer algo por ti mismo y crear algo, y ser capaz de alguna manera de controlar cómo trabajas... Esto realmente me abrió los ojos. Pensé que era algo increíble", dice.

Pero el ejecutivo jefe de iZettle afirma que, estos días, la mayor parte de su impulso proviene de estar cerca de sus tres hijos ("ven posibilidades infinitas, no problemas") y de la creciente base internacional de clientes dueños de pequeños negocios.

"Hay tantos chicos y chicas ahí fuera trabajando duro para ganarse la vida", dice.

"Hacen su café, sus bocadillos, y los venden a la gente que pasa por su café, y luego vuelven a la mañana siguiente. Ellos son los verdaderos héroes".

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