¿Puede una página de citas en la red promover el adulterio si una ley estipula que en un matrimonio tiene que existir la fidelidad?
Esa es la esencia de la demanda interpuesta en Francia contra la compañía Gleeden, que se jacta de ser el "sitio extramatrimonial para mujeres casadas" por excelencia.
El caso surgió cuando la Asociación de Familias Católicas (AFC) se molestó por una "provocativa" publicidad de la empresa en el sistema de transporte público francés.
Y decidió impulsar el procedimiento judicial cuestionando la legalidad del sitio web.
Un tribunal tendrá que decidir ahora si la compañía promueve la infidelidad.
Posibilidades de éxito
El argumento puede ser raro en una era de permisividad como la actual, pero abogados especializados en el tema coinciden en que las posibilidades de éxito de la demanda son buenas.
La razón es que el concepto de fidelidad como parte fundamental del matrimonio está claramente estipulado en el Código Civil francés.
Según el artículo 212 del Código Civil francés, "las parejas casadas se deben fidelidad, asistencia y respeto mutuo".
El marco legal del país está definido por códigos, por ejemplo el penal, el laboral o el comercial, que pueden ser modificados por el Parlamento.
Los jueces pueden interpretar la legislación, pero su margen de maniobra es mucho más limitado que en el sistema donde las leyes pueden crearse con decisiones de los tribunales (el Derecho Anglosajón).
Tras mujeres casadas
"Hay muchos sitios web que promueven el contacto sexual entre individuos, pero lo que hace a Gleeden distinto es que su modelo de negocio se basa en la infidelidad marital", dice Jean-Marie Andres, presidente de la AFC.
"Es abiertamente especifica –prosigue Andres- en que su objetivo es ofrecerle a mujeres casadas la posibilidad de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio".
Y añade: "Pero aquí en Francia, tanto la gente como los legisladores están de acuerdo en que el matrimonio es un compromiso público. Está contemplado en la ley. Lo que queremos lograr con nuestra demanda es demostrar que el Código Civil tiene un significado".
Gleeden no objeta su orientación a mujeres casadas, de hecho, ellas son su mercado.
La publicidad que generó horror entre conservadores y católicos promueve abiertamente la idea de que engañar a sus esposos es permisible y divertido.
Un póster que se puede ver en autobuses y en las estaciones de metro muestra a una atractiva joven vestida con un traje de novia cruzando los dedos en su espalda.
El mensaje es claro: los votos matrimoniales y las promesas son para tontos.
Algunos números
El sitio web, fundado en 2009, afirma que cuenta con más de dos millones de miembros en Europa, incluyendo un millón en Francia.
Tiene una base más pequeña de seguidores en EE.UU. y en otros países.
Las mujeres no tienen que pagar para registrarse en el sitio web. Los hombres compran crédito, lo que les permite tener diferentes niveles de acceso para entrar en contacto con mujeres.
Gleeden afirma que 80% de las personas que usan el sitio web están casadas, pero es imposible obtener información precisa al respecto.
La infidelidad de Margot
Margot, una parisina de 44 años, ejemplifica a una de las usuarias que tiene este perfil.
Ha estado casada por muchos años, pero dice que su esposo no la satisface sexualmente. Sin embargo, no tiene la menor intención de separarse de él.
"Escogí Gleeden justamente porque es para gente casada, lo que quiere decir que las personas que conoces están al tanto de tu situación personal. No hay decepciones. Podemos hablar de maridos, esposas e hijos", afirma.
Tampoco seamos hipócritas, no se trata de una situación que se plantea en blanco y negro. En la mayoría de los matrimonios hay infidelidad en algún punto, pero eso no quiere decir que la relación vaya a colapsar. En algunos casos es lo que salva a la pareja
"Si ambos estamos casados –añade- aceptamos que la relación no llegará más allá de cierta etapa. Es más fácil mantener las cosas sin complicación y respetamos nuestras vidas privadas".
Margot admite, sin embargo, que la mayoría de los hombres que ha conocido no valen la pena. "Casi todos han resultado ser unos charlatanes".
También entiende por qué a algunas personas les molesta la forma en la que el sitio web se promociona.
"Asumámoslo, promueve y vende infidelidad, obtiene dinero de esa manera. La gente puede sentirse tentada después de ver alguno de los afiches que utilizan como promoción".
"Pero tampoco seamos hipócritas –añade- no se trata de una situación que se plantea en blanco y negro. En la mayoría de los matrimonios hay infidelidad en algún punto, pero eso no quiere decir que la relación vaya a colapsar. En algunos casos es lo que salva a la pareja".
Caso sólido
La posición de los representantes de Gleeden es similar. "Tenemos muchos clientes que nos han dicho que tener un jardín secreto es lo que salvó sus matrimonios", afirma la portavoz de la empresa, Solene Paillet.
Pero su argumento principal es la libertad de expresión. "No inventamos el adulterio, existiría al margen de que existiéramos o no".
"Todo lo que estamos haciendo es cubrir una demanda. Si a la gente le desagrada nuestra promoción, pueden ignorarla. Si ves un auto bonito en un póster no estás obligado a comprarlo. La decisión es tuya", agrega Paillet.
Los abogados consideran que la demanda de la Asociación de Familias Católicas no es frívola.
"El caso tiene una base sólida desde el punto de vista jurídico. Al promover relaciones entre gente casada, se puede argumentar que Gleeden está incitando a las parejas para que no cumplan con sus deberes cívicos", afirma Stephane Valory, especialista en derecho de familia.
Sin embargo, también señala que no hay certezas.
"En un caso como este, el tribunal también considerará el cambio de valores y moralidad en la sociedad moderna. El concepto del deber de fidelidad es bastante flexible".
"Hace 50 años –continúa- mucha gente habría estado molesta con la oferta de Gleeden. Hoy en día, es una minoría. Así que el tribunal no emitirá el mismo fallo que habría emitido hace 50 años".
El crimen del adulterio
La afirmación anterior es cierta. El Código Penal vigente hace 50 años consideraba el adulterio como un crimen.
El caso tiene una base sólida desde el punto de vista jurídico. Al promover relaciones entre gente casada, se puede argumentar que Gleeden está incitando a las parejas para que no cumplan con sus deberes cívicos
El texto legal era de 1810 y estipulaba que una mujer adúltera podía recibir una sentencia de prisión de dos años. Pero si se trataba de un hombre, ¡el castigo era una multa!
De hecho, la cláusula era letra muerta mucho antes de que fuera derogada, en 1975.
Actualmente, y en particular después del ataque de Charlie Hebdo, un tema mucho más delicado en Francia es el de la penetración de la religión en la esfera pública.
La separación entre la religión y el Estado es fundamental, por lo que el tribunal puede ver con recelo una demanda impulsada por el catolicismo.
Por otra parte, la falta de controles con respecto a la permisividad del siglo XXI podría considerarse como un factor que empuja a algunos al fundamentalismo religioso.
El juez decidirá.