Hace 5 años, a sus 32, Nicole Mowbray, decidió hacerse una ortodoncia.
"No estaba realmente obsesionada con mis dientes, pero quería que fueran perfectos", le contó a la BBC.
"Me puse brackets fijos dentrás de los dientes -un tipo de brackets estéticos conocidos como "Incognito"- que se colocan en la parte interior de los dientes, y por eso son menos visibles", explicó.
A pesar de que le iban a costar miles de dólares y de que iba a ser un proceso largo (al menos dos años) y, probablemente, doloroso, decidió seguir adelante con la ortodoncia, en el anhelo de lograr la sonrisa perfecta.
Y lo consiguió, aunque el costo fue más alto de lo esperado. Y no solamente en términos económicos.
"Prácticamente perfectos"
No estaba realmente obsesionada, pero quería que mis dientes fueran perfectos"
Durante el tiempo que tuvo los brackets, Nicole sufrió varias heridas y úlceras en sus encías y lengua.
Además, tuvo que someterse a las extracciones de tres de sus dientes, lo cual, asegura, "fue bastante doloroso", al igual que lo fueron las gomas elásticas que tuvo que llevar para acelerar la correcta colocación de sus dientes.
Pero los brackets hicieron efecto y en un año sus dientes se veían "prácticamente perfectos".
"Al final del tratamiento, tenía una sonrisa de película y no podía estar más contenta", dice la británica.
Pero los lamentos, asegura, llegaron después.
Aunque todavía no sabía que lo que realmente sufría era dismorfia dental.
Señales de trastorno dismórfico:
- Angustia por un defecto físico menor
- Dificultades a causa de la obsesióncon dicho defecto
- Comportamiento excesivo en relación al defecto
- Creencia de que los demás te tratan de manera diferente debido a ese defecto
- Petición de un tratamiento innecesario o excesivo para solucionarlo
- Insatisfacción irreal con los resultados de los tratamientos y procedimientos, o incapacidad para verbalizar expectativas
Fuente: Academy of General Dentistry (EE.UU.)
Tratamientos innecesarios
"Cuando me quitaron los brackets y me hicieron la última radiografía,descubrieron que tenía reabsorción radicular: las raíces de mis cuatro dientes de la mandíbula superior se habían acortado", explica Nicole.
"Eso quiere decir que, más adelante, pueden llegar a caerse; es como si se hubieran aflojado, y necesitaré implantes para reemplazarlos".
Nicole dice que logró la sonrisa perfecta, pero a costa de dejar sus dientes "en una situación peor que cuando comenzó el tratamiento".
Y advierte sobre los tratamientos dentales innecesarios: "si no están rotos, no los arreglen".
"Hoy en día todo tiene que ver con la autoconfianza y con cómo te sientes", le contó a la BBC Uchenna Okoye, directora clínica de London Smiling Dental Group, en el Reino Unido.
"Lo que le pasó a Nicole no es muy habitual, pero en cosmética dental hay un aspecto psicológico. Nadie lo necesita realmente", agregó.
Blancorexia y otras obsesiones
El mercado mueve millones y cada vez son más los tratamientos de cosmética dental en todo el mundo.
Sin embargo, algunos especialistas aseguran que la obsesión por tener la dentadura perfecta también ha fomentado la dismorfia dental (obsesión con la apariencia de los dientes).
Un ejemplo son los blanqueamientos.
De hecho, la obsesión con este tipo de tratamientos, conocida como blancorexia, puede ser perjudicial para la sensibilidad de los dientes, explican los expertos.
De acuerdo con Tim Bradstock-Smith, de la clínica dental cosmética London Smile Clinic, el número de pacientes que quieren corregir el aspecto de sus dientes está ligado a un aumento de casos de dismorfia dental.
"Hemos observado un incremento en los últimos cinco años de pacientes que nos envían selfies a nuestra página web, preocupados por el aspecto de sus dientes frontales", le contó el especialista a Nicole, quien trabaja como periodista.
¡Sonrían para el selfie!
La clínica llegó a rechazar el tratamiento a varias personas.
Los expertos dicen que una de las causas del aumento de la dismorfia es el auge de fenómenos como las redes sociales y los selfies.
Efectivamente, Los selfies hacen que los dientes, en muchas ocasiones, se vean más prominentes de lo que realmente son.
"Como los dientes están en el centro de la imagen, la gente quiere que luzcan mejor", dice Bradstock-Smith.
"Pero tomar las fotos demasiado cerca puede distorsionar y exagerar el tamaño de los dos dientes frontales", explicó.
"Disuadimos, aproximadamente, a dos de cada tres pacientes cada semana para que no se hagan ningún tratamiento porque, simplemente, no lo necesitan", le dijo el dentista a Nicole.
Y esta obsesión afecta, particularmente, al público femenino.
Según los estudios llevados a cabo por la Sociedad Británica de Odontología, el 80% de los nuevos casos de ortodoncias en adultos corresponden a mujeres.
"Ir al dentista puede sonar tan simple como entregar el dinero y tumbarte en el sillón. Pero una parte de mí desea que nunca me hubiera metido con mis dientes", dice Nicole.