Gerhard Bartels, símbolo del nazismo y quien encarnó el "ideal del hombre perfecto" con su cara angelical y ojos azules según Adolf Hitler, rompió el silencio con la prensa y habló por primera vez.
Es así como se supo que Bartels era sobrino de Isidor Weiss, amigo de Hitler, y quien lo llevó a posar a sus cuatro años de vida con el hombre que lideró un régimen totalitario durante el periodo conocido como Tercer Reich o Alemania nazi. Episodio que quedó inmortalizado en imágenes de campaña de libros, afiches y postales.
No tenía permiso para jugar con los otros niños ese día para no ensuciar mi ropa
Hoy, 70 años después del fin de la segunda guerra mundial iniciada por Hitler para cumplir sus planes expansionistas en Europa habló sobre cómo fue el encuentro con el "Führer".
Así, según revela el Daily Mail, aquel día le ordenaron buscar su mejor ropa para conocer al Führer: "No tenía permiso para jugar con los otros niños ese día para no ensuciar mi ropa (...) No me gustó eso. Yo sólo quería estar afuera con los demás niños", recordó el hombre de 83 años.
"Hitler era un gánster. Los nazis me usaron con fines de propaganda. Se me usó para mostrar el amor de Hitler por los niños. Pero todos los dictadores hicieron lo mismo, desde Mussolini a Stalin. Yo fui elegido porque obviamente encajaba con lo que Hitler pensaba que era un buen hijo ario", agregó.
Hitler era un gánster. Los nazis me usaron con fines de propaganda.
Además, reconoció que a pesar de tener cuatro años sabía que lo estaban manipulando, ya que incluso le ordenaron saludar con las palabras "Heil Mein Führer"
Finalmente, señaló que la motivación para sacarse aquella fotografía nació del inocente deseo de comerse un trozo de pastel.
"Estaba contento de que me saquen una fotografía, porque pensaba que tendría una porción más grande de torta de manzana. El fotógrafo, Heinrich Hoffmann tomó todas las fotos, pero ochenta años después todavía estoy esperando la torta", concluyó.