Hija ilegítima, Marguerite, junto a su hermano fueron criados por su madre en París, quien para mantener el hogar escribía en diarios bajo seudónimos. Educada bajo un estricto modelo católico, Marguerite fue al colegio del convento de las Damas Trinitarias de París.

En lo que se ha considerado un acto de rebelión, Marguerite se inscribió en 1879 en la clase de Arte Dramático del Conservatorio. Su talento no se hizo esperar y ganó varios premios por sus interpretaciones; en 1882 debutó como Marcelle en la obra de teatro Demi Monde. Durante una década gozó de una exitosa reputación en el mundo del teatro.

Su vida dio un giro cuando se casó con Geroges Laguerre, un prometedor abogado y político, cercano a los radicales, que había ganado reputación por defender revolucionarios sociales. El denominado movimiento político francés boulangismo nació y creció en la casa de Durand, donde ella tomó un rol activo incitando la creación del tabloide, La Presse, un diario político donde Marguerite tuvo el primer contacto con el mundo de los medios y el periodismo.

Tras el triunfo y posterior caída del movimiento iniciado por el general Georges Boulanger, Margaret se separó de Laguerre y se incorporó al prestigioso Le Figaro, (el diario más longevo de Francia, que aún opera) donde comenzó a escribir una columna femenina sobre moda, tendencias y chismes políticos. En 1896 fue enviada a cubrir el Cuarto Congreso Internacional Femenino Francés donde Marguerite terminó convertida a la causa feminista gracias a su encuentro con Marie Pognon. Tras esto se decidió por realizar un proyecto ambicioso: fundar un diario escrito, administrado e impreso sólo por mujeres. Así el 9 de diciembre de 1897, con 200.000 ejemplares, nació La Fronde (en referencia a lo que David usó para matar a Goliat, en español la honda).

La Fronde no sólo se erigió como un ejemplo de emprendimiento femenino en el mundo de los medios, y referente del feminismo, sino que además ayudó a popularizar una nueva imagen de la mujer en Francia en la esfera pública y privada, teniendo un rol activo, independiente y cultivado. A través del diario, Marguerite peleó por los sueldos equitativos para hombres y mujeres, la apertura de todas las profesiones a mujeres, igualdad de consideración para el reconocimiento de la Legión de Honor y el cese de la explotación de los huérfanos por parte de las instituciones de caridad y religiosas. También promovió el derecho a la eutanasia, la paz internacional y el reconocimiento de los derechos de la mujer casada que era considerada inferior en el Código Civil y la abolición de la reglamentación de la prostitución.

La creación de La Fronde puso en directo contacto a Marguerite con los problemas de las mujeres, lo que la hizo crear la primera cooperativa de mujeres en Francia con la Sociedad de cooperación y Unión de Mujeres impresoras en 1900, y participando de la creación de sindicatos de floristas, parteras, estenógrafas y cajeras. Todos los temas que abordó La Fronde fueron desde distintas opiniones y disciplinas, pero siempre defendiendo a la República. El diario abrió la oportunidad de que las mujeres pudieran reportear en lugares exclusivos de hombres hasta ese momento, como la Cámara de Diputados, el Senado, el Consejo Municipal de París, la Bolsa, y la Asociación de Periodistas Parlamentarios.

La Fronde nunca fue un exitoso negocio económico. Con sólo 12000 suscriptores para 1903, los altos gastos asociados hicieron que pasara a ser un suplemento mensual dentro del diario La Action. Marguerite justificó el fracaso de La Fronde pues según ella era un diario muy burgués para los socialistas, muy serio para los parisinos y muy parisino para las provincias. Aún así Durand ya era un referente para las mujeres, y tras la Primera Guerra Mundial continuó abriendo el horizonte de la falta de lugar en la sociedad para la mujer, promoviendo el sufragio femenino, hablando en todo lugar sobre los derechos de las mujeres, el fin del conflicto bélico y la creación de la Liga de las Naciones.

Su legado, además de darle a la mujer un nuevo lugar en la sociedad, fue la biblioteca Marguerite Durand que contiene una de las mayores colecciones de la historia de la mujer y el movimiento feminista en Francia y Europa.

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