La mansión de Taylor Swift fue declara monumento histórico por el Concejo Municipal de Los Ángeles debido a su arquitectura clásica y también a la importancia de su dueño anterior.
Se trata del productor de cine estadounidense, Samuel L. Goldwyn, quien fue ganador de un Oscar y un Globo de Oro a mejor película en la década de los 40. Además, fundó varias productoras y fue cofundador de Metro-Goldwyn-Meyer studios.
La casona, ubicada en los suburvios de Beverly Hills, fue comprada por Taylor Swift en el 2015 y por cerca de 25 millones de dólares y fue ella misma quien propuso la idea de convertirla en monumento histórico en enero.
La propiedad cuenta con seis habitaciones, una suite para invitados, una biblioteca y hasta un cine privado. Sin embargo, el reconocimiento en la propiedad implicará la aprobación del comité de Preservación Histórica de Beverly Hills.