Una playa paradisíaca, destino turístico de las clases más pudientes de la Cuba prerrevolucionaria y hogar de Ernesto "Che" Guevara busca convertirse en una de las meca del kitesurfing y de otros deportes acuáticos.
Su más reciente transformación sucedió mucho después de que el líder revolucionario llegara a este lugar de la isla caribeña, cerca de La Habana, afectado por agudos ataques de asma que sufría desde los meses de lucha en la selva hasta la caída de las fuerzas leales al gobernante Fulgencio Batista.
Sólo vivimos en esa casa dos meses... tengo muy buenos recuerdos de esa época
Para recuperarse, Guevara se mudó hasta un pequeño pueblo llamado Tarará, que con sus aguas cristalinas, prístinas playas y, sobre todo, aire costeño, significó un alivio para sus pulmones.
No fue un lugar de relajación ni descanso, con largas reuniones, hasta bien entrada la noche, que sostuvo Guevara junto a sus camaradas.
Pero su esposa, Aleida March, recuerda las semanas que vivió en Tarará de manera especial.
"Sólo vivimos en esa casa dos meses y, aunque nunca llegó a ser un hogar propiamente dicho, tengo muy buenos recuerdos de esa época", escribió March en su autobiografía.
Tanto que la pareja regresó a ese pequeño complejo turístico para pasar su luna de miel.
Refugio camaleónico
Construido entre los años 40 y 50, Tarará surgió como un lugar de escape para las familias más privilegiadas de La Habana y de la cúpula militar del gobierno de Batista.
De hecho, la casa en la que habitó Guevara había pertenecido a un "funcionario de aduanas vinculado al dictador", contó March.
Pero una vez que Fidel Castro asumió el poder, la mayoría de los residentes de este lugar escaparon al exilio o fueron forzados a abandonar el pueblo.
Actualmente, la mayoría de las 500 casas que se encuentran en Tarará pertenecen al Estado. Muchas de ellas se ven olvidadas, congeladas en el tiempo, ya que las familias que las habitaron en 1959 sólo alcanzaron a recoger parte de sus pertenencias antes de su precipitada huida a Miami.
Con el paso de los años, Tarará ha cumplido diferentes roles durante la revolución.
Mientras que en tiempos de la Guerra Fría recibió a numerosos funcionarios soviéticos que trabajaron como asesores del gobierno cubano, tras la caída del Muro de Berlín, sus construcciones fueron utilizadas para albergar a visitantes que provenían de los países del antiguo bloque soviético.
En 1986, miles de niños afectados por el desastre nuclear de Chernobyl llegaron a Tarará como parte de un programa gubernamental para sus tratamientos.
Desde 1990, las salas del Hospital Pediátrico de Tarará estuvieron a su máxima capacidad con niños de Rusia, Ucrania y Bielorrusia, afectados de cáncer y enfermedades de pieles incurables, esperanzadas de beneficiarse del mismo aire y propiedades que ayudaron al "Che".
También fue centro para el tratamiento de cataratas de muchos pacientes que llegaron de Venezuela como parte de un conocido plan de intercambio en el que Cuba ofrecía asistencia sanitaria en retribución al petróleo venezolano que recibía.
La fuerza del viento
Hoy, Tarará es visto desde una perspectiva completamente diferente.
Por sus aguas se ven numerosos aficionados del kitesurfing, provenientes de todas partes del mundo, que buscan las condiciones ideales de viento que ofrece el lugar.
- ¿Qué es el kitesurf?
- Es un deporte que se practica en el agua en el que una persona se desliza con una tabla aprovechando el uso de una cometa de tracción, estilo parapente, conectada al surfista con cuatro o cinco líneas y un arnés. Se pueden practicar varias modalidades; saltos y maniobras (freestyle), regatas entre boyas (race) y surf en olas (surfkite).
"Hay mucho potencial para el kitesurfing en Cuba, especialmente en Tarará", reconoce Matteo Gatti, un emigrante italiano que está siendo uno de los responsables de su nueva identidad.
"Queremos convertirla en un pueblo deportivo en el que la gente viene a practicar el kitesurfing, paddleboarding -conocido en español como surf de remo o remo de pie-, wakeboarding, yoga y ciclismo".
La Habana está a sólo 10 minutos. Son las condiciones perfectas
"Durante la época de huracanes en Cuba, hay un muy buen viento y las playas están vacías", dijo Gatti.
"Durante el día puedes estar en la playa y en la noche puedes salir a bailar, ir a un restaurante o ver un concierto ya que La Habana está a sólo 10 minutos. Son las condiciones perfectas".
Aunque la popularidad de Tamara se está propagando por el mundo, no será fácil completar la transformación en un centro caribeño de los deportes acuáticos.
Puede que haya sido el momento adecuado para Gatti, al tiempo que Cuba está recién abriendo sus fronteras a la inversión extranjera, pero el país requiere todavía de un largo proceso burocrático para obtener los permisos necesarios para su negocio de kitesurf.
"Obtuvimos el permiso del gobierno porque empleo a trabajadores cubanos y a instructores cubanos", explicó. Uno de ellos, Julio, fue quien me dio mis primeras clases en la orilla.
"Estamos organizando un torneo internacional de kitesurfing el próximo año", resaltó con entusiasmo.
Uno se pregunta que hubiera pensado el "Che" de un campeonato mundial en las playas en las que pasó su luna de miel. Pero uno también se pregunta que hubiera pensado él de todos los recientes cambios que ha vivido Cuba.