A simple vista es difícil entender qué es lo que están viendo nuestros ojos, pero esta escultura se mueve o, por lo menos, parece estarlo. 

Los estudiantes de la Escuela Internacional de Diseño de Colonia, Alemania, han creado esta obra en una impresora 3D. Para poder llegar a su forma, se utilizó la teoría matemática de Fibonacci que trata sobre una sucesión de números que parte desde el 0 y el 1. Acontinuación de esto, cada digito será la suma de los dos anteriores:

1,1,2,3,5,8,13,21,34,55...

La luz de la escultura viene desde adentro de ella y la superficie fue lograda con el principio de este teorema. Por esta razón, se genera el movimiento de cada uno de los detalles al rotar la figura.

"La información visual es entregada al cerebro, donde es procesada, interpretada y traducida en impresiones sensoriales", explicó uno de los diseñadores. "Generalmente hablando, la pecepción visual es el producto de filtrar y producir contenido, que nos permite representar nuestro entorno claramente", finalizó.

La inspiración  

Los estudiantes se inspiraron en Bloom (o florecer), el trabajo del artista John Edmark. Las esculturas, también conocidas como zoótropos, intentan enseñar que la naturaleza está compuesta por una serie de secuencias matemáticas.

Edmark lo muestra a través de un simple cactus y una alcachofa:

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Las esculturas de Edmark siguen el mismo principio, pero aquí fueron grabadas a 24 cuadros por segundo, mientras la figura rotaba a 550 revoluciones por minuto. El artista publicó una guía completa para poder crear una de estos zoótropos. 

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