"Hemos llegado a un absurdo. Nos desnudamos para luego protegernos del sol con crema".

Así de tajante es el doctor Ramón Grimalt, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venerología.

Por lo tanto, no tiene ninguna duda en contestar cuál es la mejor manera cuidarnos de los rayos ultravioleta: "con ropa".

"Cubrirnos con ropa tiene muchas ventajas: ahorramos crema solar y evitamos descuidar ciertas partes", añade.

Sin embargo, al igual que las cremas, no todos los tejidos frenan igual los rayos solares y sus efectos, que van desde el envejecimiento y la aparición de manchas en la piel hasta un posible cáncer.

Porosidad

"El nivel de protección que ofrece una prenda frente al sol depende de tres factores: el entramado del tejido, el grosor del hilo y el tinte", señala a BBC Mundo José Aguilera Arjona, del Departamento de Medicina y Dermatología de la Universidad de Málaga, en España.

"No es lo mismo un pantalón vaquero (jean) de hilo grueso que un vestidito de verano", matiza.

Y en eso ahonda su investigación New Advances in Protection Against Solar Ultraviolet Radiation in Textiles for SummerClothing (Nuevos avances en los textiles de la ropa de verano para la protección contra la radiación ultravioleta), publicado por la Sociedad Estadounidense de Fotobiología (ASP, por sus siglas en inglés).

"El entramado del tejido puede ser más o menos tupido, dependiendo de la distancia entre los hilos", explica Aguilera.

En las imágenes de microscopio de los distintos tejidos incluidas en el estudio, las diferencias de porosidad se hacen evidentes.

"El entramado menos tupido es el de las camisas de lino, ya que es en forma de colador", explica el experto.

"Por lo tanto, pueden proteger apenas como una crema de factor 10".

Las camisetas de algodón, por su parte, pueden llegar a resguardar de los rayos ultravioleta como una crema de factor 40, ya que su entramado es más compacto.

Y más aún los polos, el equivalente a una crema con un filtro de 200, dice el experto.

Nueva y seca

Si son de colores oscuros, el filtro aumenta, ya que la tinta se adhiere a los hilos y los vuelve más gruesos, disminuyendo así la distancia entre ellos.

Aunque la eficacia fotoprotectora de estas prendas depende también del estado en el que se encuentren.

Esto es, "si una camiseta de algodón está muy usada y gastada, su entramado se habrá debilitado y bloqueará menos los rayos de sol", dice.

Además, si está mojada el filtro será menor.

"Los rayos de luz entran en el tejido mojado de forma más directa y se dispersan. Además, el agua hace un efecto lente".

Aunque esto solo afecta a las camisetas de algodón y no a las técnicas, las fabricadas con poliéster específicamente para hacer deporte.

De acuerdo al experto, éstas últimas son las que más cuidan la piel del sol.

"A pesar de ser transpirables, por el diseño de su tejido apenas dejan pasar la luz", aclara.

Pero ante todo, Aguilera insiste en que lo que hay que hacer es adecuar la ropa a la actividad que se va a llevar a cabo.

Si, por ejemplo, solo quieres salir a hacer unas comprar y tu exposición al sol va a ser muy limitada, entonces es suficiente que vistas una camisa de lino o un vestido ligero, dice.

"Eso sí, si eres albañil, o pescador, o entrenador deportivo y trabajadas al mediodía, cuando el sol está más fuerte, entonces deberías optar por una camiseta de algodón gruesa o una técnica", añade.

Opciones más sofisticadas

Pero además de éstas, existen en el mercado opciones más sofisticadas.

Se trata prendas con la protección solar incorporada, generalmente diseñadas por marcas deportivas.

Los tejidos de estas prendas suelen tener aditivos cerámicos o minerales, como el óxido de titanio, que hacen que reflejen la luz.

"Fueron los australianos los que empezaron a trabajar en esto, por lo de la capa de ozono", dice el dermatólogo Ramón Grimalt.

Debido al extenso uso durante años de los clorofluorocarburos (CFC) en la industria de la refrigeración y en los aerosoles en general, la capa de ozono es hoy un 4% menor sobre Europa, Estados Unidos y Australia que a mediados del siglo pasado.

En estos puntos su protección contra la radiación solar es, por tanto menor.

Así, fue Australia, junto con Nueva Zelanda, el primer país en publicar una normativa relacionada el factor de protección ultravioleta de la ropa.

Hoy se pueden encontrar en el mercado desde gorras, camisetas, camisas y pantalones, hasta bikinis con filtro solar.

Y también se puede adquirir un detergente que provee a cualquier ropa la capacidad de bloquear los rayos dañinos del sol.

Según su fabricante, tras lavar las prendas con el jabón bloquean más del 96% de los rayos ultravioleta, lo que equivale a una crema con factor de protección 30.

"Aunque hoy para protegerte no necesitarías vestir prendas de tejido especial", insiste Aguilar.

"Bastaría con que todas las prendas incluyeran en su etiqueta el factor de protección".

Publicidad