El cuerpo y la mente están estrechamente vinculados. Esto ha sido confirmado científicamente por un estudio estadounidense. Lo que muchos ya podrán adivinar es  que las personas con una sonrisa en la cara son más felices. Así que lo que expresamos con nuestra cara tiene un efecto sobre nuestro bienestar.

Sin embargo, las risas y sonrisas son asuntos complicados. Cuando en las mañanas me veo confrontada en el espejo de mi baño con una versión hinchada y arrugada de mí misma, o cuando me quedo atrapada con mi coche en el atasco más largo del mundo, o cuando llego a casa y me doy cuenta de que olvidé las llaves dentro del piso, ¿de qué me podría reír?

Kareen Seidler, portavoz e investigadora en el Instituto Alemán del Humor (en serio, ¡existe!), está segura: "Si buscas el humor, lo encontrarás". En caso de necesidad, Seidler y sus colegas ayudan en la búsqueda con sesiones de entrenamiento.

La pedagoga social Eva Ullmann fundó el instituto en Leipzig en 2005. Se trata de cómo se puede utilizar el humor en la comunicación interpersonal, especialmente en la vida profesional, explica Seidler.

Pase lo que pase

El humor es la capacidad y la voluntad de reaccionar a ciertas cosas de una manera alegre y tranquila. Esto es lo que dice el diccionario. Eva Ullmann y su equipo del Instituto del Humor están encantados de ayudar a desarrollar esta habilidad. "Nuestro objetivo es hacer que la vida cotidiana de las personas sea más relajada a través del humor", dice Kareen Seidler.

"Hay situaciones en las que el humor parece completamente inapropiado", dice Seidler. La enfermedad y la muerte, por ejemplo. Un informe sobre el proyecto del Instituto Alemán del Humor titulado "Médicos con humor" deja bien claro que no es inapropiado. Todo lo contrario.

El humor protege a las personas que trabajan en medicina paliativa y se enfrentan a la muerte a diario de volverse locos, dice. El humor sirve como "profilaxis del desgaste" y "antioxidante cognitivo". Pero el humor también puede ayudar al moribundo a soportar la terrible situación.

Si algunas personas consiguen mantener su humor hasta ante la muerte, entonces deberíamos emplear esa medicina con nuestros problemas de cada día. "Reinterpretación positiva" es la palabra mágica, según Kareen Seidler.

Una cuestión de entrenamiento

Ya sea que me encuentre en un atasco en las calle o en la cola gigante en la caja del supermercado, reinterpretado esa situación positivamente, puedo experimentar una desaceleración. La puerta cerrada de mi apartamento (yo afuera, mis llaves adentro) por fin me da la oportunidad de abrir la puerta con mi tarjeta de crédito.

De nada me sirve cabrearme infinitamente en una situación como esta. La puerta no se abrirá. "El humor facilita un cambio de perspectiva", dice Seidler.

Pero eso hay que practicarlo. Y la mirada hacia el pasado nos puede ayudar al principio. Es más fácil reírse de situaciones molestas en retrospectiva. Pero la vida diaria sin tropiezos también nos ofrece muchas oportunidades para sonreír. La investigadora afirma que solo hay que mantener los ojos abiertos. Esto no sólo facilita la vida diaria, sino que también nos hace – según el estudio - un poco más felices.

Publicidad