Nuestro planeta está constantemente expuesto al polvo espacial, pero por su tamaño microscópico, ha sido muy difícil obtener una estimación precisa de la cantidad de “micrometeoritos” que ingresan a nuestra atmósfera desde el espacio exterior. 

Fue todo un desafío para los científicos calcular tales “micrometeoritos”, los que no son más que “arena espacial”, ya que no son más grandes que una fracción de milímetro, se desprenden como la caspa espacial de cometas y asteroides que pasan.

Después de dos décadas de recolectar el material en la Antártida, un equipo internacional de científicos ahora tiene un número: alrededor de 5200 toneladas de micrometeoritos de menos de 700 micrómetros (0,7 milímetros), cada año.

Según el estudio publicado en Earth and Planetary Science Letters, esta “lluvia” constante de polvo estelar es la mayor fuente de material extraterrestre entregado a la superficie de la Tierra.

La principal dificultad para los académicos, es que nuestra atmósfera se encuentra  repleta de polvo de distintos orígenes, lo que hace complejo realizar el cálculo de qué partículas entran por el espacio y cuales son originadas en nuestro planeta. 

Los investigadores realizaron sus cálculos en la Antártica, porque la tasa de acumulación de nieve es baja, lo que significa que la nieve que ya está allí se puede derretir para obtener la tasa de caída de micrometeoritos en la región.

Se cree que el 80 por ciento del polvo cósmico que llega a la superficie de la Tierra es expulsado de los cometas a medida que avanzan en sus viajes orbitales.

Estos cálculos pueden dar luces sobre la entrega de moléculas de agua y carbono a la Tierra, en los primeros días del Sistema Solar, proporcionando a su vez piezas del rompecabezas que es la aparición de la vida misma.

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