Este artículo contiene spoilers sobre "El camino: Una película de Breaking Bad". Puedes leer toda la cobertura en T13.cl
Netflix publicó este viernes en su catálogo "El camino: Una película de Breaking Bad", y de a poco han comenzado a revelarse detalles de una trastienda que mantuvo cada una de sus sorpresas hasta el día de su estreno.
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Y una de ellas fue cómo hizo la producción para que Bryan Cranston apareciera en su papel de Walter White, el esencial 'Heisenberg', sin levantar sospechas y arruinarle la fiesta a los fanáticos.
De acuerdo a un artículo de The Hollywood Reporter, el hombre que interpreta al profesor de Química diagnosticado de cáncer, y que se convierte en capo de la metanfetamina azul para heredarle un mejor futuro a su familia después de su muerte, solo tenía 36 horas para viajar al set, maquillarse, filmar la escena y volver a sus compromisos profesionales.
Vince Gilligan, creador de "Breaking Bad" y de "El camino", escribió la película en completa reserva y confió en la discreción de su elenco y equipo de trabajo en Albuquerque, Nuevo México.
Con Cranston, eso sí, la dinámica suponía un desafío mucho mayor: el ganador del Emmy y del Globo de Oro se encontraba presentando a finales de 2018 su obra "Network" en Broadway, con ocho presentaciones semanales de las que solo podía descansar los lunes.
Mientras filmaba "Breaking Bad", por el historial médico de su personaje, el intérprete se afeitaba la cabeza logrando una de las siluetas más reconocibles de la historia de la televisión. Pero por su papel teatral, esta vez no podía seguir la misma rutina capilar, por lo que fue necesario una "gorra calva" que, finalmente, no funcionó, por lo que la escena que vimos tuvo que ser retocada por completo de manera digital.
Luego hubo que llevar a Cranston de incógnito a Albuquerque. La producción no confiaba en la puntualidad de los vuelos comerciales ni menos en la relación a estas alturas indivisible entre la ciudad y la serie de TV, porque se ligaría de forma irremediable una cosa con la otra.
Entonces, el equipo se consiguió un jet privado prestado.
Con Bryan Cranston ya en la ciudad, no había tiempo para rodar su participación en un lugar alejado. No quedaba más que arriesgarse a filmar la escena con Aaron Paul (Jesse Pinkman) en un espacio céntrico y concurrido.
Se bloqueó la vista al restaurante con vehículos y pantallas, pero el gran Fleetwood Bounder que sirvió de laboratorio móvil de la metanfetamina debía estar estacionado en el frente. Los conocedores de la serie lo identificarían de inmediato, y lo solucionaron de una manera simple: que un negocio local tenía una réplica del vehículo con el que daban recorridos temáticos de "Breaking Bad" en Albuquerque.
"Doy todo el crédito a nuestros productores. No quiero alardear demasiado de todo el gran trabajo que hicieron, porque alguien leerá esto y dirá: 'Voy a piratear esto ahora mismo'", aseguró Gilligan, ya con el éxito de su cometido en el bolsillo.