En 2021 habrá una campaña de vacunación masiva como ninguna otra. Hoy se trata de detener el covid-19, pero a mediados del siglo pasado un programa de vacunación se convirtió en el arma contra otro virus mortal.


La larga fila de personas fuera del centro de salud espera pacientemente su turno para vacunarse.

Las clínicas especiales están poniendo 600 inyecciones por hora, pero las colas no se acortan.

Mientras tanto, los funcionarios de salud pública tratan desesperadamente de rastrear a cualquiera que haya entrado en contacto con personas portadoras de un virus mortal.

Puede sonar familiar, pero estamos hablando de Glasgow, Escocia, en medio de un brote de viruela en 1950.

Sospecha de varicela

La viruela ya ha sido erradicada, pero su erupción característica solía ser temida en todo el mundo y se estima que 300 millones de personas murieron a causa de la enfermedad solo en el siglo XX.

En el período de la posguerra eran raros los brotes graves, pero eso cambió en marzo de 1950 cuando el marinero indio Mussa Ali llegó a Glasgow.

Ali fue ingresado en un hospital de enfermedades infecciosas con neumonía y sospecha de varicela.

Posteriormente se descubrió que tenía viruela y era la fuente de un brote que eventualmente infectaría a 19 personas y mataría a seis.

Entre los muertos había un médico, cuatro enfermeras y una empleada de lavandería, todos los cuales habían tenido algún contacto directo con Ali en el hospital.

Lo crucial fue que ninguno de los que murieron había sido vacunado contra la viruela y los temores sobre la escala potencial del brote provocaron una gran respuesta de los funcionarios de salud pública.

Y el tipo de medidas que pusieron en marcha en ese entonces tiene un paralelo sorprendente unos 70 años después.

Las visitas se prohibieron de inmediato en 200 hospitales de todo el país y un sistema de rastreo finalmente halló 1.971 posibles contactos de quienes contrajeron la enfermedad.

Estos iban desde miembros de la familia hasta conductores de autobuses.

Los contactos sospechosos fueron llevados a sus hospitales locales para que los revisaran mientras se desinfectaban sus casas y su ropa.

Sin embargo, el objetivo principal era vacunar a las personas lo más rápido posible.

Se establecieron un total de 7 clínicas de emergencia en Glasgow.

Cientos de miles inyectados

Estos centros estuvieron abiertos 12 horas al día y los más ocupados inyectaban a unas 600 personas por hora.

El brote fue noticia de primera plana.

En los primeros 12 días, aproximadamente 250.000 personas fueron inmunizadas en Glasgow y un total de 300.000 recibieron la vacuna cuando se declaró el final del brote.

El primer lunes de 2021, los vacunadores empezaron a administrar las vacunas de Oxford en la misma ciudad en la que hubo esa emergencia hace 7 décadas.

El que sea más barata de producir que la Pfizer y se pueda almacenar en un refrigerador común son las claves para una vacunación masiva rápida y fácil como la que se organizó en ese entonces.

Es poco probable, sin embargo, que las colas de personas fuera de los centros de salud se repitan, pues en este caso las personas deben tener horarios de citas para recibir la vacuna.

Agradecimiento público

En declaraciones al diario The Scotsman en el apogeo de la crisis de la viruela, el encargado oficial de salud de la ciudad, el doctor Stuart Laidlaw, dijo: "La primera ola ha terminado, por lo que puedo ver, pero simplemente no sabemos qué traerá la próxima ola".

La primera persona que murió en el brote fue la doctora Janet Fleming, de 29 años, de Hamilton, quien había estado presente cuando Ali se presentó por primera vez en el hospital.

El 17 de abril, Glasgow fue declarada fuera de peligro y Laidlaw le dijo a The Scotsman que estaba agradecido con el público por haber "actuado con mucha sabiduría".

Otros informes periodísticos de la época dijeron que Ali fue vitoreado fuera del hospital después de que se recuperó.

El acto de aplaudir a los pacientes de covid dados de alta, muchos de los cuales habían pasado semanas con ventiladores mecánicos en la UCI, ha sido una característica de la pandemia actual.

En Reino Unido, el coronavirus alcanzó su punto máximo a mediados de abril del año pasado, pero las camas de hospital están siendo ocupadas una vez más por quienes sufren los peores síntomas.

Ahora se espera que un programa de vacunación con la ambición, la velocidad, la cooperación pública y la organización de la de Glasgow de los años 50 proporcione la respuesta para poner fin a esta pandemia en Escocia y más allá.

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