Su nombre oficial es Red Carpet Home Cinema (cine de alfombra roja en casa), pero algunos lo llaman el "Netflix del 1%" porque solo se lo puede permitir el 1% de la población global.
"Es un servicio de lujo que proporciona acceso a nuevas películas cuando se lanzan", se leen el sitio web de esa plataforma pensada para cinéfilos ultrarricos.
La idea fue de Fred Rosen, un empresario, abogado y filántropo estadounidense que presidió Ticketmaster -la compañía de venta y distribución de boletos en todo el mundo que ayudó a transformar en un gigante de la distribución- entre 1982 y 1998, y trabajó también para el Circo del Sol, Outbox Technology y varios proyectos personales por los que fue premiado a lo largo de los años.
Su nueva plataforma de cine, lanzada primero en Nueva York, Los Ángeles y San Francisco, está ahora disponible en casi todas las grandes ciudades de Estados Unidos.
Y aunque está pensada para salas de cine domésticas sofisticadas, "lo cual mejora la experiencia en general", según se lee en su sitio web, el sistema es compatible con la mayoría de televisores de alta definición que salieron al mercado en los últimos tres años. Siempre que tengas, por supuesto, una alta velocidad de conexión a internet.
Rosen se asoció con su amigo Dan Fellman, especialista en distribución en Hollywood, para sacar adelante el proyecto, una experiencia elitista que pide entre US$1.500 y US$3.000 por disfrutar de un estreno cinematográfico desde el salón de tu casa (¿o tal vez tu butaca de cine particular?).
Cine para millonarios
"Cada producto que se me ocurre tiene una versión de lujo, lo cuál me hizo pensar '¿por qué no las películas?'", le dijo al diario The New York Times en un artículo reciente sobre su nueva aventura empresarial.
Con este nuevo servicio, los multimillonarios estadounidenses (y potencialmente, de otras partes del mundo) pueden alquilar películas exclusivas de las salas de cine.
Rosen, de 75 años, consiguió contratos con Warner Bros., Paramount, Lionsgate, Annapurna y 20th Century Fox (ahora de Disney) para que eso fuera posible, además de una serie de licencias para asegurarse de evitar la piratería.
El resultado es un catálogo anual de 40 filmes, incluidos éxitos taquilleros recientes que no puedes encontrar en Netflix, como "Aquaman" o "Ha nacido una estrella", ambas estrenadas en 2018, que pueden alquilarse por un máximo de dos proyecciones en 36 horas.
Sin embargo, para que un servicio sea lujoso tiene que ser también exclusivo. Y es que solamente pueden ser admitidos quienes dispongan de un límite de US$50.000 en sus tarjetas de crédito y estén dispuestos a abonar US$15.000 por el dispositivo que debe conectarse para su instalación.
Una experiencia de lujo
Sin duda, el objetivo de Red Carpet nada tiene que ver con Netflix.
No importa que sean pocos los suscriptores, pues son mucho más rentables. Y es que según Rosen apenas necesita 4.000 abonados anuales para ganar con este sistema unos US$300 millones al año.
"Ni siquiera buscamostener 10.000 personas", le explicó Rosen al periódico estadounidense.
En el sitio de preguntas y respuestas de la página web deja claro que busca gente con altos recursos: "Las películas oscilarán en unos pocos miles (de dólares). Ninguna costará menos de US$500".
"Disfruta de una amplia variedad de cintas de estreno a medida que están disponibles en el confort, conveniencia y lujo de tu propia casa".
También promete una experiencia "única y personalizada".
En palabras de Rosen: "A todos nos encanta ver películas. Yo quise llevar esa a casa con un servicio de lujo de calidad".
"Les recomendaría este servicio a mis amigos", dijo la actriz y ex directora ejecutiva de Paramount Pictures Sherry Lansing, uno de los 25 hogares (de lujo, por supuesto) en donde se lleva probando el sistema desde diciembre, según se lee en la web.
Mientras tanto, la industria del streaming sigue creciendo -Amazon Prime, Apple TV+, Dinsey+...- aunque, por ahora, no hay otros servicios de este tipo, dentro o fuera de EE.UU., que se dirijan a este segmento de la población.
Pero a Rosen no le importa pertenecer a ese nicho de mercado. Al fin y al cabo, él también pertenece a la alfombra roja.