Si la memoria humana tiene límite, está claro que todavía no lo alcanzamos.

Los psicólogos y neurocientíficos aseguran que, aunque tiene que haber un límite físico respecto a cuánto podemos recordar, no corremos ningún peligro de quedarnos sin memoria a lo largo de nuestra vida.

Sabemos que estás pensando: "Bien, genial. Pero, entonces, ¿por qué sigo olvidando cosas?".

La respuesta podría ser que porque, en realidad, no estás olvidando lo suficiente.

Menos es más

Empecemos por el principio.

Hay tres etapas clave para la memoria: ingerir, almacenar y recordar (no se trata de términos científicos).

"Cuando la gente se queja de su memoria, suponen que el problema es necesariamente una retención insuficiente de información", dice Robert A. Bjork, profesor de psicología de la Universidad de California.

Sin embargo, Bjork argumenta que "el problema puede ser, al menos en parte, una cuestión de olvido insuficiente o ineficiente". Se trata de una teoría cada vez más popular entre los investigadores.

Imagínatelo como si trataras de encontrar algo en una habitación muy desordenada.

Despeja la mente

Cuantas más cosas recordamos, más interfieren entre sí los recuerdos. La información potencialmente obsoleta o irrelevante complica nuestros intentos de convertir recuerdos útiles en ideas centrales, lo que puede ser crucial en la toma de decisiones.

El profesor Blake Richards, de la Universidad de Toronto, y el investigador Paul Frankland sugieren que el proceso de olvidar no es solo un fracaso a la hora de recordar sino, en realidad, un mecanismo incorporado.

Así, el objetivo de la memoria es "optimizar la toma de decisiones inteligente quedándose con lo que es importante y deshaciéndose de lo que no lo es".

Aprender a olvidar

Y ahora pensarás: "Bien, perfecto, pero ¿cómo olvido?"

Pues aquí lo tienes.

Consejo 1: deja de repasar los recuerdos

Nuestra capacidad para recuperar un recuerdo en particular es como un sendero en un bosque: cuanto más lo pisas, más prominente será. Esto fortalece las conexiones físicas de las neuronas cerebrales y hace que el cerebro crea que el recuerdo al que accedes una y otra vez es importante.

Consejo 2: practica, practica, practica

La memoria puede entrenarse y re-entrenarse. El profesor Michael Anderson, de la Universidad de Cambridge, realizó un estudio en 2001 que demostró que suprimir activamente ciertos fragmentos de información puede controlar los recuerdos no deseados.

Freud diría que los recuerdos suprimidos volverán para atormentarte. Aun así, el profesor Anderson sostiene que sigue siendo un método importante para regular las emociones y los pensamientos, al menos a corto plazo.

Consejo 3: ejercicio cardiovascular

Blake Richards hizo su estudio con ratones, por lo que no puede responder por los humanos. Pero en los ratones de laboratorio observó un vínculo entre una producción aumentada de neuronas en el hipocampo y el olvido.

Las conexiones entre las neuronas cerebrales cambian constantemente. Pueden debilitarse o eliminarse por completo. Y a medida que se desarrollan nuevas neuronas, pueden volver a conectar los circuitos en el hipocampo y sobrescribir los recuerdos existentes.

Y una forma infalible de promover la neurogénesis, al menos en ratones, es haciendo ejercicio cardiovascular.

Olvidar es una habilidad tan esencial como recordar. Deshacerse de los recuerdos no deseados y las emociones que se les asocian puede ser un desafío, pero también puede mejorarse con la práctica.

Así que ya sabes: dale una oportunidad.

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